Revista Digital de El Quinto Hombre

LA VIDA ÍNTIMA DE LAS PLANTAS Y SUS RELACIONES CÓSMICAS

Lilia Giménez Azaña


Hay un planeta, que bien conocemos, dibujado de contornos verdes, matices distintos, césped que alimenta y nutre a cuanto ser viviente esté sobre él. Ese planeta es el nuestro.
Praderas luminosas, la luz del sol en los fértiles valles, las colinas interminables, son del mismo color sereno y tibio. Bosques y plantas, follaje, vida, oxígeno.
Son más de setenta millones de Km2 de superficie engalanadas de hojas, trabajando cada una en su propio milagro: la fotosíntesis.
Todo este universo vegetal reacciona ante el movimiento de la Tierra y su Luna y la de los demás planetas del sistema.

Hubo alrededor de 1960 una serie de experiencias con vegetales y de ellos surgieron grandes, asombrosos descubrimientos, llamando la atención de su vida, su milagro, el de su creación y desarrollo.
Ellas son capaces de leer el pensamiento, son aptas para comprender nuestras intenciones, aman la música, crecen si son estimuladas por sonidos suaves, crean sus propios sistemas de protección, etc.
Además, la principal fuente de alimentos que consumimos proviene del reino vegetal. Sí, de las plantas que sintetizan su energía con la ayuda del sol. Todo alimento, bebida, medicina, veneno o contraveneno proviene exclusivamente de ellas. El azúcar, grasas, el almidón, la cera, la celulosa, etc.

El hombre casi por instinto se emociona ante su presencia. Es que ambos, integralmente unidos, saben que esa unión les viene de lejos en el tiempo;  y conocen que deben ayudarse. Sin voz y sin movimientos aparentes, estas verdes entidades, son un producto de la Creación divina y nosotros somos parte de esa creación.

 

EL CATÁLOGO

Existen, escondidos en bosques africanos, europeos o americanos, miles de buscadores-botánicos que intentan catalogar las plantas usando el noble lenguaje latino. Como sus antepasados lo hicieron, este latín, sólo para elegidos, no puede ser comprendido por la mayoría de los hombres.
El resto se limita, por tanto, a ver la planta, cómo crece, se nutre y muere. Pero, la llamada Ciencia Superior, ¿ha resuelto ya el enigma de qué es lo que hace vivir a la planta?.
Romanos y griegos hicieron listas y catálogos, libros que fueron usados hasta bien entrada la Edad Media como textos para enseñanza.
El alemán Rudolf Camerarius, fue el primer botánico que logró demostrar que las plantas florecidas tenían sexo y que el polen era preciso en la fertilización y formación de la semilla. Esto provocó un asombroso estrépito, teniendo en cuenta la época en que tal asunto se discutía.
A su pesar, los nombres normales de los organismos genitales, en sus amigas, fueron transformados en: estigma, pistilo, filamento y antera.
Al igual que hombres y mujeres o animales, las flores emiten un sabor, un perfume especial y variable cuando están dispuestas a tener contacto sexual con sus iguales. Las flores sin fecundar, emiten un fuerte olor hasta ocho días después; luego se secan. Las fertilizadas, en cambio, en media hora ya no despiden ninguna fragancia.

Como los seres humanos y animales, las plantas se van orientando por el sentido del gusto.
Entre tantos experimentos y catálogos novísimos y nombres indescifrables, la botánica se estaba alejando más de su campo y de su contacto con el ser humano. Pero retornó en 1786 y nada menos que de la mano del poeta Wolfang von Goethe. Goethe pasó por la Universidad de Leipsig, pero quedó disconforme con las reglas ya establecidas allí. Descubrió a Paracelso, Boehme, Spinoza y Bruno. Y no sólo eso: su conclusión fue que la alquimia y la magia no eran meras supersticiones. Aprendió que la Naturaleza y sus tesoros no pueden ser descubiertos si no se está en relación armónica con ella; y que las técnicas usadas no eran capaces de llegar hasta el elemento vivo de la planta. Pero Goethe tenía su método oculto y consiguió llegar a lo esencial del ser vivo. Luego declaraba: "La divinidad opera en los vivos, no en los muertos; está presente en el proceso del desarrollo y transformación de todas las cosas, no en las que ya han tomado formas rígidas. Por lo tanto, la razón de sus esfuerzos por llegar a lo divino, se afana por poner en uso lo que ya se ha desarrollado e inmovilizado". Tal era su concepto metafísico de la Naturaleza.
Más tarde anunció que podía crear plantas nuevas y escribió su "Metamorfosis de las plantas"; aunque no recibió demasiado apoyo al comienzo, finalmente un editor entusiasta publicó el libro, ayudando a muchos botánicos en el mundo que desconocían los secretos que les transmitía Goethe. Formuló conceptos de morfología botánica, descubrió el origen volcánico de las montañas, etc.

 

LOS CAMPOS DE FUERZA

Un hecho observado por un científico de nombre Molitorisz, cambió y renovó, otra vez, el saber botánico. ¿Cómo era posible que la sequoia tuviese tanta fuerza como para llevar su savia hasta más de cien metros de altura?. Descubrió someramente que la electricidad ayudaba al desarrollo de este prodigio.
Por otra parte, J. Lee Scrribner, un ingeniero, hablaba de un "baño electrónico" en sus habas. Acotaba que el electrón es el responsable antes de que se produzca la fotosíntesis, porque magnetiza la clorofila de las células, lo cual permite que el fotón se imponga y se convierta en parte de la planta en forma de energía solar.
En Estados Unidos, se presentó la ocasión de aplicar el magnetismo a una parcela de trigo atacada previamente. Cerca del lugar se hallaban  minerales inútiles, aparentemente, colmo la magnetita. Con este elemento se pulverizó la zona. Todos quedaron sorprendidos por el éxito y el desarrollo de las plantas.
El mismo experimentador, Cox, no pudo dar explicaciones de cómo operaba su activador y respondió que era un "misterio".

La gran cantidad de físicos no lograban detectar las radiaciones para descubrir el "magnetismo" o "fuerza ódica" y por lo tanto, el concepto cayó en mentes incrédulas. Ante esta situación, un médico de apellido Crile, en 1936, publicó "Fenómenos de vida". En él presentaba datos concretos de que el organismo vivo está adaptado específicamente a la formación y almacenamiento de la energía eléctrica. Sin embargo, fue la fotografía de exposición retardada, la que mediante un proceso lento dejó ver los efectos de la energía electromagnética en las células vivas, sanas o enfermas. Gran descubrimiento que sirvió de base para los médicos dedicados a la cura del cáncer.

 

ARMONÍA EN VERDE

  El Dr. T. C. Singh del Departamento de Botánica, al sur de Madrás, advirtió que la circulación del protoplasma vegetal comenzaba a activarse a la hora del ocaso. Se le ocurrió colocar un diapasón cerca de una planta y observó que se producía un aceleramiento en su sistema circulatorio. Hizo varias experiencias de diferente tipo; finalmente indicó que "las ondas de sonido armonioso influyen en el crecimiento, floración, producción de frutos y semillas".
Explicó que los procesos metabólicos de sus plantas se aceleraban ante la armonía de los sonidos musicales.

Parecidos tratamientos se hicieron en Estados Unidos, donde un agricultor se dedicó a escuchar la música de Bach junto a sus plantas. Lo hizo en una plantación de trigo; otro, tocó música en su invernadero. Positivamente las plantas preferían  a Bach. Pero al llegar el jazz y ante la voz de L. Amstrong, las plantas se inclinaban en la dirección del parlante.
Hombres como Retallack, Broman, Miltein y otros, dieron ímpetu a esta nueva manera de percibir de sus plantas. Lo que los humanos apenas reciben o perciben las plantas recogen y se afectan con las vibraciones y sonidos rítmicos, respondiendo al estímulo, algo que los hombres no siempre consiguen.

 

TUSKEGGE - GEORGE CARVER

Conocido como "Negro Leonardo", vivía empapado en un clima de magia. Carver consideraba casi natural que las plantas le revelasen sus secretos, conversando con ellas; creaba métodos para lograr un aprovechamiento total de sus amigas. Por ejemplo, del cacahuate, que solo se creía útil para alimentar cerdos, pronto consiguió transformarlo en varios productos.
Solía decir: "Todas las flores me hablan, lo mismo que los centenares de seres vivientes del bosque"; "aprendo lo que sé, observando y amando todo".
Siguió sus estudios y, tiempo después, desde Alabama se le solicitó para un importante cargo en el Departamento Agrícola, empleo que aceptó. Comprendió, enseguida, el problema de esas tierras nuevas para él que, año tras año habían recibido la misma cosecha de algodón dejando exhausta su fertilidad. Puso manos a la obra. Instaló un taller privado en el que solía dialogar con las plantas; notablemente en ese taller, jamás entró un libro.
Desechó el fertilizante y abonó la tierra con hojas secas del bosque y el fango de los pantanos. Produjo cosechas abundantes de cereales.
Pero Carver seguía con la idea del cacahuate. El mismo crecía y se desarrollaba en tierras pobres. Carver, químico además, descubrió las proteínas que contenía. Declaró que a partir del cacahuate podría producirse manteca. Era una manera de obligar la siembra de esta planta, en lugar del algodón.
Estalló la Primera Guerra y con ella, también la escasez de tinturas. Carver clasificó las raíces y tallos de 28 plantas..... y de ellas extrajo 536 materiales tintóreos. De batatas y cacahuate y con el fin de economizar el trigo, fabricó panecillos. Enseñó a preparar ensaladas con achicorias, mastuerzo y hortalizas. De tal manera fue conocido en el mundo que llegó a ser miembro de la Real Sociedad Británica.
También supo que el aceite de cacahuate podía usarse con éxito en los pacientes poliomielíticos. Mil experimentos suyos hicieron más fácil la vida en aquellos días de guerra y enseñaron más sobre las plantas.
Dijo: "Los secretos están en las plantas". "Para sacárselos, hay que amarlas". "Cualquiera lo puede hacer" y señaló la Biblia, "aquí están las promesas de Dios y esas promesas son reales"

 

ELLAS CRECEN PARA NOSOTROS.

Gustav Fechner, profesor de física de la Universidad de Leipizg fue un estudioso de las corrientes eléctricas y de las percepciones de los colores, pero no estaba interesado en el mundo vegetal. Luego de una temporánea ceguera, cayó en la cuenta de la existencia de plantas y flores; esto bastó para cambiar su visión del mundo, y de pronto, de físico se transformó en filósofo. Escribió sobre la vida humana y profundamente convencido de sus hallazgos filosóficos, atinó a dar el concepto de sicofísica que estructuraba como un todo, el cuerpo y la mente, sosteniendo que ambos eran inseparables y distinto aspecto de la realidad. Todo pertenece a un alma cósmica y esa era su teoría animista. Aquí participaban las plantas y manifestaba, tiempo después, que eran capaces de fabricar complicados sistemas de reproducción y hablaba sobre las raíces de los vegetales que les daban una dirección exacta.

Un científico que siguió en parte su obra, Darwin, desarrolló la idea de que las plantas tenían el hábito de moverse a determinadas horas del día. También creyó que las plantas tenían cierta capacidad sensorial, aunque no llegó a encontrar un sistema para demostrarlo.
En 1892, apareció un nuevo catálogo para horticultores, donde no había ninguna planta conocida. Este folleto mostraba un nogal gigante, una margarita enorme, cruzamiento de frutas, etc., tan extraño, que consiguió que todo el mundo lo advirtiera. El autor era Luther Burbank, quien sólo explicaba que su arte era cuestión de concentración y de eliminación rápida de lo no esencial. Burbank, trabajaba con su genialidad natural sobre papas, ciruelas o almendros. Instantáneamente conocía los resultados que darían los gladiolos, castaños, etc.. Su magia era paciencia y entusiasmo constante. Y una mente abierta y desprejuiciada.
En 1906, hubo un terremoto en California, pero curiosamente el invernadero de Burbank, quedó intacto. Decía "El ser vivo más tozudo de este mundo, el más difícil de disuadir, es una planta que haya adquirido determinados hábitos. Hay que tener presente que ha retenido su individualidad a través de las edades. ¿Creen Uds. Que después de estas edades, la planta no adquiere por repetición, una voluntad, una tenacidad sin paralelos?".

 

PLAGUICIDA Y RADIONICA.

En el siglo XIX, el Dr. Abrhams, descubrió el "efecto de resonancia" y lo aplicó a la medicina. Perfecto diagnosticador y maestro en percutir el cuerpo de sus pacientes, de esta manera hallaba las causas de sus dolencias. Parecía haber una estrecha relación entre el campo geomagnético y los campos electromagnéticos de los individuos. Los innumerables descubrimientos revelaron que toda materia es radioactiva y que las ondas pueden captarse en el espacio, usando los reflejos humanos como detectores.
Inventó un aparato emisor de ondas semejantes a un aparato de radio con capacidad para alterar el carácter de las ondas proyectadas sobre el tejido enfermo y que estaría en condiciones de abolir, sin radiaciones, las plagas, lo mismo que una droga colocada directamente. Lo llamó "Rompedor de ondas".

En Arizona tuvo dos seguidores: Upton y Knuth quienes aplicaron el método para combatir las plagas. Lo hicieron por medio de fotografías. Colocaron una lámina colectora, sujeta al instrumento y una foto aérea del campo junto al veneno correspondiente. El objeto era erradicar la plaga sin la aplicación del agente químico. El experimento estaba inspirado en que la composición molecular y de la emulsión de la foto resonando en la misma frecuencia que los objetos representados en ellas.
Así como Fecher con su animismo, Goethe, Burbank con la idea de que el hombre puede producir lo que se le ocurra, y Carver con los espíritus de la Naturaleza ya no son conocimientos inútiles o alocados.

Las vivencias parapsicológicas de dotados corroboran la existencia de una energía universal. La misma Ciencia debe abrirse a esta nueva perspectiva, abandonando los conceptos materialistas, dando lugar al dotado, al paranormal para que actúe donde la Ciencia no alcanza o no comprende el enigma.

Una solución dual para comprender la asombrosa vida íntima de las plantas y su rol en el engranaje cósmico.

 

El Quinto Hombre