Revista Digital de El Quinto Hombre

EN FILIPINAS: LA LOGURGIA -
CURACION Y CIRUGIA POR MEDIO DE LA MENTE
- Parte III

por Dr. Hans Naegeli Osjord (Suiza)


La antiquísima sabiduría de los pensadores del Próximo Oriente se manifestaba con estas palabras, conocidas por la mayoría de nosotros: "Al comienzo existía la palabra....." Traduzcamos con más precisión: "Al principio existía el espíritu (logos) y el logos se hizo carne (materia)". Con esto se corresponde el conocimiento totalizante según el cual el cuerpo sutil, una sustancia quizá sólo captable espiritualmente, es la matriz y la fuerza formadora de todo lo que llega a ser corporal. La "entelequia" de Aristóteles es el concepto paralelo a esta representación. Sin la entelequia, que es el principio viviente de acción en el organismo, no puede sentirse nada en el cuerpo y éste no puede desarrollarse. La influencia sobre el sustrato entelequial, sobre el "corpus subtile", es la base del éxito en las curaciones de los logurgos. La existencia de este éxito no puede ser negada ni siquiera por los investigadores que se atienen a lo físico-natural, aunque éstos lo atribuyan a fuerzas psíquicas de sugestión o de autosugestión. Pero esto tampoco puede ser demostrado.

Vamos a describir otro fenómeno que los terapeutas filipinos lo explican como influencia sobre el corpus subtile. He visto realizar por diversos terapeutas lo que se llama la inyección espiritual. El terapeuta toca una Biblia y hace los gestos de poner una inyección, con la mano vacía y desde lejos. No es posible que la sensación de dolor experimentada por todos los pacientes y la hemorragia que con frecuencia se produce a continuación sean de tipo sugestivo.

También el diagnóstico se realiza prestando atención al cuerpo sutil, pues la mayoría de los pacientes sólo disponen de unos momentos para dar explicaciones. El lugar y la naturaleza de la dolencia se comprende de una manera delicada, siempre individualizada. Algunos terapeutas colocan las puntas de los dedos en la cabeza y en el plexo solar, otros extienden un paño blanco detrás del cuerpo para ver en él con claridad los colores del cuerpo sutil, otros se dejan llevar intuitivamente por sus dedos sobre el cuerpo o por su interior. Como se ha mencionado antes, el cuerpo sutil pertenece al acervo de experiencias de todo el Oriente. De allí fue tomado por la filosofía y la antroposofía. Nuestros sabios occidentales no le dieron ningún valor, pero hoy se ha mostrado experimentalmente en Rusia por medio del "método kirlian", una fotografía de alta frecuencia. Allí se le llama, en lugar de cuerpo sutil, cuerpo bioplasma. Este descubrimiento sitúa a los investigadores occidentales ante problemas completamente nuevos.

El diagnóstico de los logurgos ha ganado, al menos, en credibilidad.
Para el diagnóstico y la acción terapéutica, los logurgos pueden encontrarse en tres estados psíquicos distintos. Unos pocos se encuentran en trance total - así, por ejemplo, el logurgo brasileño Ze Arigó -, tal como nosotros lo conocemos en los mediums; se caracteriza por un aislamiento total del entorno exterior y la inmersión en el mundo espiritual interior. Otros están en semitrance, actúan sobre el observador como si estuviesen en plena conciencia. Un tercer grupo emplea sólo las manos, según impulsos interiores automáticos.

En el ámbito de nuestra experiencia resulta sumamente raro que los dedos y las manos puedan introducirse en el cuerpo humano sin hacer un esfuerzo brutal y sin emplear cuchillos. Nosotros observamos un movimiento de fricción de los dedos del logurgo, que casi siempre permanecen en la superficie del cuerpo, de tal manera que no resulta fácil ver la abertura realizada en él. Esto da pie a la crítica de los escépticos. Pero yo puedo testimoniar que he visto, con absoluta seguridad, la superficie interior del estómago, con los típicos rebordes circulares de una úlcera. Otras veces he podido ver el interior de la cavidad abdominal e incluso poner la mano. Con toda claridad he reconocido, junto con mi colega Qwiletzki, internista en Roma, y la Dra. Nager, tendones de la articulación del pie, conjuntos de vértebras y músculos. Siempre que las operaciones, debido a la topografía anatómica y a la naturaleza de la dolencia, han de transcurrir en la superficie exterior, la afirmación de la hoja extendida es absurda. Esa hoja, como está comprobado, no ha sido vista nunca fuera de la abertura del abdomen. En la frente, nariz y ojos no puede ser utilizada; no obstante, en estos casos es claramente comprobable que las manos del terapeuta penetran en el cuerpo. A la hipótesis de la hoja extendida pueden haber contribuido las diapositivas y los filmes que muestran, en las más diversas partes del cuerpo, tejidos similares situados en la epidermis y que no parecen coincidir con nuestras experiencias médicas. Tony Agpaoa lo denominaba formación ectoplásmica. La investigación parapsicológica llama ectoplasma a la aparición de sustancias en el cuerpo humano que obedecen, sólo en parte, a las leyes físicas conocidas y que con frecuencia se transforman rápidamente e incluso pueden perder densidad. Cuando la extracción de ectoplasma provoca la disminución del peso del cuerpo, entonces se trata de una sustancia corporal transformada. El cuerpo sutil, mencionado ya varias veces, desempeña en estos casos un papel decisivo porque parece que es él, el sustrato de que se forma el cuerpo material. De modo semejante tenemos que pensar ante la extracción de trozos de tejido peculiares que, sumergidos en un líquido de conservación, se descomponen rápidamente o que corresponden a la imagen que tenemos de un órgano humano. Con frecuencia se revelan los cálculos renales o biliares extraídos como compuestos por elementos químicos muy diferentes a los habituales. Esto es muy desconcertante y suscita sospechas de engaño, si no considerásemos hasta qué punto el fenómeno global hace estallar nuestras ideas consuetudinarias. Pero ¡suceden muchas cosas aún más maravillosas!. De las aberturas practicadas en la superficie del organismo, algunos logurgos han extraído tejidos que han sido identificados como cáscaras de huevo, dientes de ajo, trozos de plantas, pelos e incluso cangrejos. Vimos a un logurgo sacar del cuello de una paciente una mano llena de pelos de arroz que como hilos de chicle, salían de la piel. Sin embargo, antes no se percibía en este cuello ninguna hinchazón que pudiese corresponder a la cantidad de pelo extraída. El paciente se había quejado antes de terribles dolores al deglutir, de los que se sintió libre instantáneamente.

Para explicar esto se puede recurrir a dos hipótesis: 1) El paciente había sido hechizado. Los hechizos son muy frecuentes en Filipinas y cualquier persona del pueblo está convencida de ello. Los hechizos son allí, al menos, una realidad psíquica que, tanto en psiquismo del paciente como en el del logurgo, tienen un efecto notable. Dentro del campo de experiencias de la magia existe la regla de que la transformación y la reconstitución requieren, previamente, una representación mental intensa relativa al objetivo a conseguir. Esta representación de naturaleza religioso-emocional podría provocar la materialización de esos objetos. Datos interesantes sobre esto encontramos en los libros de Max Freedom Long sobre la magia kauna. La materia, a su vez, sólo puede ser extraída del cuerpo sutil. La materialización se realiza en el momento de la introducción de los dedos en la parte del cuerpo correspondiente. 2) El hechizo podría afectar al cuerpo sutil y, en ese caso, liberar de él las sensaciones de dolor y de insatisfacción. El cuerpo astral transformado de tal manera es percibido sensiblemente por el terapeuta. Mediante su fuerza espiritual de curación materializa el agente y lo extrae de modo visible, con lo que el sustrato afectado del corpus subtile es liberado y el paciente experimenta la curación en ese instante.

El que está acostumbrado a asistir a un gran número de operaciones logúrgicas, en las que son extraídos objetos que no tienen estructura humana, sabe que las manipulaciones engañosas y los juegos de manos están totalmente excluidos de ellas. Las posibilidades de observación son muy notables casi en todas partes y dos o tres personas pueden controlar desde todos los lados. La tranquilidad interior y la gesticulación equilibrada de los terapeutas son impresionantes.

Continuará el mes próximo

                                                                                                  

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