Revista Digital de El Quinto Hombre

NIDO DE OVNI(S) EN BUENOS AIRES

 

Lugar:
Triángulo Verónica - Punta Indio - La Plata - Chascomús. (Buenos Aires, Rep. Argentina)
Por CAEFA

Una impresionante oleada de avistamientos producidos en este ya famoso Triángulo de Buenos Aires. Los primeros días de 1999 y también en el mes de febrero, provocó la correspondiente investigación del equipo de Coordinación Documental de la Fundación Fabio Zerpa.

Nuestro director personalmente se trasladó hasta el lugar mismo de los hechos, para constatar el relato de calificados testigos y comprobar algunas evidencias que resultan asombrosas.


Fabio Zerpa junto a uno de los testigos del caso

Cuando mencionamos el terreno de las pruebas nos referimos específicamente a las huellas dejadas en un animal, un perro de campo, el cual resultó misteriosamente quemado y dañado seriamente en su habitual comportamiento, sin que el veterinario de la zona, pudiera determinar las causas del origen de lo sucedido con el can.

También hacemos hincapié en la presencia de unos rastros en forma de círculos en pleno descampado, sobre el césped, que los lugareños no encuentran respuestas para su aparición.

Estos mismos círculos obedecen a descripciones que se relacionan con varias de la misma especie, aparecidas en el triángulo que lo conforma las localidades de Punta Indio, La Plata, Verónica y Chascomús, y que trataremos más adelante.

En lo que hace en sí a los avistamientos, una vez iniciado los interrogatorios de rutina a los testigos, comienzan a aparecer algunos antecedentes como para tener en cuenta. Estamos hablando que algunos meses atrás también se produjeron importantes contactos del primer tipo y que tal vez por darse en forma más aislada, los protagonistas de esta historia habían dejado en el olvido, pero que se relacionan con otros hechos ocurridos en la zona.

IMPORTANTES SUCESOS:

La veracidad de este caso se basa en la importancia del relato de los "calificados" testigos. Y decimos esta afirmación, porque los investigadores de C.A.E.F.A, realizaron los respectivos estudios de los protagonistas, corroborando muchas de las cosas contadas.


Miembros de C.A.E.F.A. junto a los testigos

En primer instancia, digamos que el lugar desde donde se produjeron los avistamientos denunciados se encuentra localizado en el Cuartel Octavo, distante 45 kilómetros del centro de Chascomús hacia el Sudeste pasando por el paraje "Don Cipriano", luego para tomar la ruta provincial Número 20, muy cerca del Río San Borombón. Esto coincide con las características habituales de los lugares donde se produce la aparición de OVNIs, muy próximo a fuentes de agua, energía eléctrica o vías de ferrocarril.

La ubicación descrita obedece a la Estancia "La Loma Alta", la cual vio alterada su normal actividad con los acontecimientos que se produjeron. En ella viven en forma estable Domingo R. (37 años), su esposa Silvia S. (22) y la hija de ambos de dos años. Domingo es empleado de la estancia, que se dedica exclusivamente a la actividad ganadera y junto a su familia habita en una amplia casa del siglo pasado que no posee luz ni teléfono. Como es habitual en el lugar existen muchos molinos de agua para la asistencia del ganado.

El día que se produjo el avistamiento más relevante, se encontraban además en la estancia, la madre de Domingo, Estela María A. (54) y la hermanita de su esposa Rocío Soledad S. (13).

Los protagonistas, sin embargo, no pueden precisar el día exacto en que vieron los objetos voladores, pero sí afirmar que se trataba de los primeros días de 1999. La razón habrá que encontrarla en el hecho que la gente de campo no vive pegada a los calendarios como si lo  hace habitualmente la gente de la ciudad.

Aclarado el tema de las fechas digamos que "esa noche" siendo las 21.40, Silvia S. Divisa en una noche oscura, sin estrellas y en la cual había dejado de llover fuerte unas horas antes, un objeto de forma redonda de color rojo, naranja y azul que se hallaba suspendido sobre la figura de dos eucaliptos, hacia el norte de la estancia.

Tanto le llamó la atención que rápidamente convocó a su esposo, suegra y hermana para que contemplaran lo que estaba viendo. Silvia lo describe de un gran tamaño y ubicado entre 30 y 45 grados sobre el horizonte, a unos 300 metros del lugar, donde pasan, justamente, el tendido de los cables de electricidad.

El supuesto aparato se mantuvo suspendido alrededor de 10 minutos, hecho que despertó una sensación de temor entre los testigos, especialmente en Silvia.

Al cabo de ese lapso, se produjo un fuerte desplazamiento del objeto desapareciendo de la vista de todos, aunque recuerdan que en ese momento se produjo un sonido similar al de un zumbido suave, pero totalmente audible. También todos coinciden en que en dicho instante se produjo un fuerte resplandor rojo.

Es importante aclarar que bastante cerca de la zona se encuentra ubicada la Base Aeronaval de Punta Indio, motivo por el cual los lugareños están habituados a reconocer aviones, naves Mirage y distintos helicópteros. La descripción realizadas por los testigos dista entonces de parecerse a este tipo de aparatos voladores. Es más, hasta los niños, según sus propios relatos, saben reconocer a las aeronaves mencionadas antes.

 

TESTIMONIOS


Fabio Zerpa, atento a los testimonios



Fabio Zerpa y testigos



Uno de los testigos, describiendo lo que vió

Silvia S., es una persona muy amable, simpática y verborrágica que en la primera parte del interrogatorio aclara que no creía en OVNIs, aunque siempre había dicho "si no lo veo no lo creo". Tal vez desde aquella noche, su visión pasó a ser muy distinta y no tiene problemas en señalar que realmente sintió miedo en los diez minutos que duró el avistamiento.

Silvia tampoco duda que lo visto, nunca antes lo había presenciado y no le encuentra un razonamiento que concuerde con las leyes terrestres.

Su suegra, en cambio, al igual que su marido no sintió temor, pero ambos son más reservados a la hora de aportar detalles, quizás por las características de sus personalidades más apocadas y tímidas. Pero cuando les toca hablar tampoco albergan dudas sobre lo avistado.

Los acontecimientos fueron contados por Silvia S., a su padre Jorge (50) y éste a  su vez a Alfredo y su esposa Iris de los Angeles, quienes conocedores del tema OVNI, actuaron de nexo con gente de C.A.E.F.A., para que se iniciara la investigación.

Alfredo alias "Moncho" es uno de los personajes de Chascomús y ofició junto a su esposa de guía para trasladar a todos, con su flamante y cómoda 4x4, aún bajo las inclemencias del calor, brindando todas las atenciones posibles a las visitas.

 

ALGUNOS ANTECEDENTES DESTACADOS

  Indagando y preguntando surgen algunos datos importantes y relatos sobre otros avistamientos. Juan Carlos (19), es hermano de Domingo y cuenta que en diciembre de 1998, divisó en una noche clara similares objetos descriptos por Silvia y compañía. Juan Carlos trabaja a unos 35 kilómetros de la Estancia "La Loma Alta". En su caso, también producido alrededor de la hora 21, el extraño aparato se mantuvo suspendido por más de una hora. Su posición, de acuerdo al relato, era bastante lejana, aunque también coincide en los colores del avistamiento mencionado anteriormente.

Por su parte, Silvia rememora otro caso sucedido a mediados del 98, sobre el camino "El Jagüel" de acceso a la Estancia. En compañía de su marido, (quien manejaba) volvía a la casa, cerca de las 21.30 horas, cuando divisó desde la ventanilla del acompañante una luz blanca luminosa y redonda que cobraba tamaño a medida que se acercaba hacia su posición. Silvia recordó que estaría a 80 a 90 grados sobre el horizonte (esto por deducción de los investigadores) y antes que pudiera alertar a su esposo, el objeto realizó una vuelta y media sobre su propio eje y se alejó.

Aquél tema quedó tal vez olvidado y sin importancia hasta que con los últimos acontecimientos volvió a cobrar vida. Domingo da fe, como verdadero hombre de campo, que él "no vio nada" en aquella oportunidad.

 

MÁS AVISTAMIENTOS Y MÁS TESTIGOS

  Motivado, tal vez, por la presencia del objeto aparecido en enero 1999, es que en esta oportunidad, la del segundo avistamiento, Domingo y Silvia, recuerdan perfectamente que ocurrió el viernes 19 de febrero 1999 a las 20.50 en el transcurso de una noche clara y estrellada. Hacia el Oeste de la estancia, en dirección al monte y a unos 20 o 30 grados sobre el horizonte, el matrimonio divisó dos objetos, de igual tamaño, que mostraban colores azul, naranja, rojo y blanco. En esta ocasión el matrimonio se encontraba en compañía de su pequeña hija. Ambos describen que "parecían más chicos que la Luna, pero bastante más grande que las estrellas". Los extraños aparatos estuvieron suspendidos por seis minutos, para luego demorar un minuto y medio más en desplazarse hasta desaparecer definitivamente, no sin antes producir un fuerte resplandor rojo, similar al que ocurrió en el avistamiento anterior.

Aquí se incorpora un nuevo testigo. Se trata de Atilio Américo M. (52, casado, una hija de 16) quien es puestero en una Estancia vecina llamada "La Toto" y también vio lo mismo que el matrimonio. Coincide la descripción de su relato, aunque él también agrega que encontrándose afuera de la casa divisó, al mirar hacia el cielo de noche, un objeto redondo rojo en dirección Norte a Sur a 30 o 40 grados sobre el horizonte.

Atilio es un típico personaje bueno del campo argentino. Cuando fue consultado, respondió con la característica habitual en este tipo de personas: franca, frontal y sin pelos en la lengua. Tampoco le importó lo que podrían decir sus amigos de él y agregó que su mujer e hija habían visto en otra oportunidad, figuras luminosas en el cielo sin comprender de qué podría tratarse.

Pero Atilio se convierte en parte fundamental de esta historia, ya que nos presenta a un gran protagonista "su perro". Este animal, sin nombre reconocible (según Atilio) resultó misteriosamente quemado en el lomo, un día después de los avistamientos que venimos haciendo referencia.

 

EL PERRO: UN TESTIGO INUSUAL

  El animal del que estamos hablando, es un perro chico, parecido a un "salchicha", pero más alto y con un poco más de pelo. Su trompa y hocico es larga y su color es marrón claro. A juicio de Atilio, el perro siempre fue normal y le sirvió mucho para arrear el ganado en el campo, aunque después de cómo apareció sin ninguna explicación, el perro no quiere salir del predio cercano a la casa.

Imágenes del perro, donde se pueden apreciar las quemaduras:









El perro forma parte de una cuadrilla de otros seis animales que deambulan como en todos los campos para ayudar con la hacienda y otros menesteres y luego de los acontecimientos, alteró totalmente su comportamiento (era bastante doméstico). Cambió su carácter y se muestra miedoso cuando un avión surca el cielo. Atilio tuvo que atarlo porque llegó a querer atacarlo en un determinado momento.

Las huellas en su lomo son un verdadero misterio. El veterinario de la zona lo revisó y no pudo determinar que le había ocurrido. Entre las hipótesis descartadas se barajó una quemadura con aceite o agua (dejan distintas huellas), lastimadura con alambres de púa (estos animales saben sortear bien estos escollos), agusanamiento (muy típico en los animales de campo), etc. Pero ninguna guarda relación con lo que tenía el perro, que además presentaba otra escoriación más pequeña en el centro del lomo.

Si querés contactar a C.A.E.F.A: caefa@fabiozerpa.com

  

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