Revista Digital de El Quinto Hombre

LA ANGUSTIA DESDE EL PUNTO DE VISTA PSICOANALITICO

 

Por la Lic. Ana Waasmann

 

Los psicoanalistas con orientación culturalistas, entre los más destacados Horney, Sullivau y Fromm, convienen en que la angustia se produce cuando algo en el interior del individuo amenaza perturbar su relación con las personas que le son significativas. Ellos consideran que estos impulsos internos que amenazan la seguridad son, en gran parte, fuerzas que se crean ante ciertas exigencias culturales.

Freud considera al hombre como poseído por dos impulsos poderosos el instinto de vida (Eros) y el de la destrucción (Tánatos). El hombre debe luchar para controlarlos a través de toda su vida, para mantener una posición firme en la sociedad. Y ante el peligro de perder el control sobre estos impulsos se produce la angustia. Estos instintos congénitos de la vida y la agresión no son considerados tan irresistibles por estos psicoanalistas.
La fuerza interna es generada por la represión del resentimiento y de la hostilidad creados a través de la frustración de alguna potencialidad ante las exigencias de la sociedad.

Se puede decir que Freud señaló la dirección a seguir al considerar que los síntomas se afirman a la tentativa por superar la angustia. Freud persistió en la idea de que el peligro interno proviene de la fuerza de los instintos y apuntó al hecho de que la angustia se produce cuando los impulsos internos de la persona ponen en peligro su relación con el prójimo. Freud no llegó a describir las maneras en que la propia estructura neurótica de carácter contribuye a la formación de nuevas fuentes de angustia.
Esta postura que pone énfasis en la influencia de la sociedad y la cultura sobre el individuo, estima que la investigación sobre el problema de la angustia ha hecho algunos intentos para responder a dos preguntas: ¿Qué es lo que se pone en peligro?, y ¿De dónde proviene el peligro?.
Cualquier amenaza a la relación satisfactoria con nuestro prójimo puede producir angustia, y así mismo toda amenaza contra la expresión de nuestras potencialidades también la provoca; la necesidad de relacionarnos con el otro y de expresar al mismo nuestra personalidad puede producir conflicto.

Las fuentes de peligro podemos encontrarlas en las exigencias de la sociedad, que experimentamos primero a través de las actitudes de nuestros padres y después de la acumulación de las dificultades internas que se producen en el proceso de adaptación a las exigencias sociales. La angustia aparece así caracterizada por un sentimiento desamparo ante una disyuntiva obligada.
Y dejando el terreno,  puramente psicoanalítico, me parece interesante aportar, sintetizado, el enfoque existencialista de un autor: Rollo May, quien en su obra: La angustia normal y patológica, nos habla esencialmente de un ser humano simbolizador, no tan a merced de lo instintivo, capaz de superar una ansiedad normal y de sucumbir a la ansiedad neurótica. Cabe destacar que pueden detectarse los puntos de divergencia y de coincidencia con la teoría psicoanalítica:
“La casualidad distintiva de la ansiedad humana surge del hecho de que el hombre es el animal que valora”.
La amenaza a estos valores es lo que causa ansiedad puede ser a la amenaza a la vida psicológica o física. O algún valor que el individuo identifica con su existencia como un yo: la devoción a la verdad científica, una creencia religiosa.

¿Cuál es el origen de estos valores que al ser amenazados producen ansiedad?. El primer valor es el amor y cuidados maternos, una amenaza a esto es una amenaza a la existencia misma del lactante. Con el progreso madurativo los valores se transforman, por ejemplo, en deseo de aprobación por parte de los padres, luego en éxito por parte de los pares; es decir que hay una continua transformación de los valores primitivos que en el ser humano normal toman un carácter cada vez más simbólico.
Es un error pensar que los valores subsiguientes son meramente extensión del valor originario del amor y de cuidados maternos o que todos los valores son formas de satisfacción de necesidades primarias. Durante el desarrollo del individuo emergen capacidades que le proporcionan una nueva gestalt. La persona desarrolla nuevas capacidades a partir de las viejas, nuevos símbolos. La más importante es la capacidad de autoconciencia por la cual el hombre puede colocarse fuera de sí para conocer que es tanto sujeto como objeto de la experiencia.
Lo más importante para comprender la ansiedad es que el hombre, el animal simbolizador, interpreta la experiencia en términos simbólicos como valores la amenaza a los cual le produce ansiedad.
Los términos, símbolos o valores son entendidos como un extracto de las más auténticas interrelaciones y satisfacciones.

Los valores y la ansiedad están condicionados por el hecho de que se vive en una cultura deteminada y en un momento particular de desarrollo histórico de esa cultura. Un hecho curioso ocurrió en las últimas décadas: el valor dominante de la competencia se transformó en conformismo: el individuo se valora en tanto pertenece al rebaño, lo que lo hace víctima de la ansiedad de ser diferente, sobresalir. Esta evolución forma `parte de problemas de épocas recientes de cacerías de brujas, sospechas de la persona creativa y original y de la tendencia general de evitar la ansiedad. Se puede hablar de una forma especial de ansiedad llamada soledad. Freud, Rank y otros sugirieron que toda ansiedad puede ser en un comienzo ansiedad de separación . Así la soledad, la conciencia de separación, pueden volverse la forma de más dolorosa de ansiedad consciente e inmediata. Los valores culturales actuales de conformismo, de adaptación tipo radar de la multitud están relacionados con la soledad en nuestra época. La soledad es una experiencia común de aquellos que se adaptan, por una parte son llevados al conformismo a causa de su soledad, por otro lado la valoración del yo a través de ser como los demás reduce su sentido. El proceso produce vacío interior y causa mayor soledad.

No podemos entender la actual ansiedad del hombre occidental, excepto si lo vemos, en lo histórico, como heredero de varios siglos de separación radical entre sujeto y objetivo, con su consecuente ruptura de su relación con la naturaleza. Nadie puede escapar a la ansiedad, porque ningún valor es inexpugnable. Esta es la inevitable ansiedad normal. Los valores están siempre en proceso de cambio y renovación. La única salida, el dogma (ya sea religioso o científico) conduce a la ansiedad neurótica.
Debemos diferenciar de la ansiedad neurótica de la normal. La normal es proporcionada a la amenaza, no implica represión y puede enfrentarse constructivamente a nivel consciente.
La ansiedad es una reacción desproporcionada a la magnitud de la amenaza, implica represión y puede enfrentarse constructivamente a nivel consciente.
La ansiedad neurótica es una reacción desproporcionada a la magnitud de la amenaza, implica represión y otras formas de conflictos intrapsíquico y es manejada mediante diversos tipos de bloqueo de la actividad y de la conciencia. La ansiedad neurótica se desarrolla cuando la persona es incapaz de enfrentar la ansiedad normal en el momento de la crisis real de su crecimiento y la amenaza a sus valores.
Todo crecimiento consiste en la ansiedad originada por el abandono de los valores pasados que se transforman en valores más amplios; ejemplo: el niño aprende a caminar y abandona la seguridad del corralito.
El crecimiento (y con el ansiedad normal) consiste en el abandono de la seguridad inmediata con vistas a objetivos más amplios. La transformación de los valores y el enfrentamiento de la ansiedad correlativa es un aspecto de la creatividad.
El hombre es el valorador que en acto de valorar se compromete en el moldeamiento de su mundo adaptándose haciendo que este se adecue a él.

BIBLIOGRAFIA :
”Historia General del Psicoanálisis”, de Gerardo Mandolini"
“La angustia normal y patológica” de May Rollo

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