Revista Digital de El Quinto Hombre

RADIOASTRONOMIA
LAS COMUNICACIONES CON CIVILIZACIONES EXTRATERRESTRES - última parte

Por: El Comité Investigativo C.A.E.F.A (Centro Argentino de Estudio de Fenómenos Anómalos)

 

¿LA VIDA SOLO SE ORIGINÓ EN NUESTRO PLANETA?

Michael H. Hart, de la Universidad de Trinity, ofreció un cálculo matemático sobre la posibilidad de aparición de la vida teniendo en cuenta las condiciones físicas ambientales que permita al H2O mantenerse en estado líquido, base fundamental de todo proceso vital. Su resultado es terminante: “El número de planetas poseedores de vida en nuestra Galaxia es “uno”, lo que determina que la Tierra no ha sido colonizada por extraterrestres. Por lo tanto nuestro planeta es un caso raro y único en el Cosmos”.

Pero lo que no se puede explicar es por qué se originó en nuestro planeta la vida, lo que crea un problema mucho mayor a la posibilidad de conjunción de factores físico – químicos.

Supongamos que nuestro planeta sea el único con atmósfera, temperatura, elementos químicos, etc., propicios al surgimiento de la vida. ¿Es natural y obligado entonces que aparezca la vida?, y que en el transcurso de millones de años, por la sucesión  acumulada y selectiva el primitivo caldo orgánico se convierta en un ser humano, dueño de un maravilloso organismo capaz de pensar y  buscar la razón de estar en el Universo?.

Aquí es donde vuelven las matemáticas a decir que no, aunque los científicos evolucionistas digan que sí. El Dr. James F. Coppedge se ha tomado el trabajo de calcular en varias formas, la posibilidad de que lo que no es vida, se convierta en lo que es vida, por  un azar aleatorio. Los resultados son espantosos. Si para construir una simple frase de 21 letras y que resulte una frase intencionada, una computadora tendría que realizar un billón de operaciones por segundo, y tardar un trillón de años. Ahora bien, teniendo en cuenta que cualquier aminoácido puede contener varias veces esa cantidad de moléculas, la cifra sigue creciendo en progresión geométrica. Pero no sólo hay que pensar en las moléculas, sino que las mismas deben cumplir un plan de estructuración determinado, para que resulte la particular naturaleza de las sustancias. A su vez estas sustancias deben cumplir otro plan para que resulten las células, y éstas otros planes para alcanzar las difíciles y a la vez armónicas complejidades de un organismo pluricelular. Pero aún falta lo más importante, que todo ese conjunto de planes determine un ser pensante como el Hombre, con capacidad para el Bien o el Mal, para indagar la razón de su existencia y buscar a un Dios como su probable Creador.

Si todo esta serie de sucesos tendrían su razón en el juego de azares aleatorios, la posibilidad matemática para que ello se produzca, es casi inexpresable numéricamente, y habría que inventar una magnitud nueva, o apreciarla por metros de ceros. Frente a ella, la edad de la Tierra, y la del mismo Universo en que está ubicada, resultaría insignificante despreciable. Es decir, que la Vida como hecho de nuestra realidad física, no puede ser explicada como un mecanismo ciego y determinativo, ni la Tierra ni tampoco en ningún otro planeta del Cosmos. Es un hecho mágico, o por lo menos nos resulta mágico, porque es indescifrable para nuestras mentes.

Hay científicos (pocos) que opinan que no hay vida en nuestro sistema solar y muy probablemente tampoco en todo en Universo. Que lo acontecido en la Tierra es un azar único, lago irrepetible. Los cálculos matemáticos sentencian como imposible que un azar pueda generar vida, y menos aún vida organizada y pensante.

Pero “yo pienso, luego existo”; millones de personas dan fe de la presencia de extraños artefactos en los cielos de nuestro planeta y existen pruebas casi irrefutables de conocimientos provenientes de un ignorado transmundo.

Presentimos que algo falla en nuestra lógica y que nuestra forma de conocer, de comprender la realidad que nos rodea, es incapaz de explicar el misterio de la Creación y de las criaturas que los habitan. Además todos los metafísicos se apoyan en el gran principio de LA PLURALIDAD DE LOS MUNDOS HABITADOS. Y pensamos, tienen razón.

 

El Quinto Hombre