Revista Digital de El Quinto Hombre
USO POSITIVO DE LAS PLANTAS MAGICAS
Por Dr. Andrew Weil USA
El Dr. Andrew Weil es quizá
en estos momentos, uno de los médicos más importantes de los Estados Unidos
de Norteamérica; tuve el gusto de conocerlo en 1975 en Colombia y me impactó,
ya en aquel tiempo, sus investigaciones a lo largo de la Cordillera de
los Andes; su personalidad avasallante, su buen decir, y su respaldo científico
(Licenciado en Biología de la Universidad de Harvard, Investigador del
Museo Botánico de esa misma Universidad del Estado de Massachusetts, USA),
maravillaron al público asistente en aquel Congreso memorable de Parapsicología
y hoy esos conceptos engalanan nuestra Revista Digital EL QUINTO
HOMBRE.
FABIO ZERPA
Durante siglos una característica
destacada de los brujos es su conocimiento de cosas ocultas para las masas.
En nuestra época el estudio de las Plantas Mágicas es el trabajo de los botánicos, farmacólogos, químicos,
médicos y antropólogos universitarios; los esfuerzos de ésta gente ha
producido mucha información, pero no mucho sobre sus prácticas, como por
ejemplo, el uso de éstas plantas para producir esas increíbles experiencias
tan valiosas; esto permanece en el mundo de los brujos porque ellos tienen
experiencia directa con la magia de esas plantas enteógenas.
Amanita Muscaria. Ell soma divino de los antiguos indo-europeos
y mágico hongo alucinógeno del chamanismo siberiano.
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La primera ley de estas plantas indica que
sus efectos siempre son relativos, al lugar, época, cultura, en donde
se encuentran. Por lo tanto no es posible formular los efectos de estas
plantas en términos absolutos, problema para estudios científicos.
El hecho de que la marihuana
en la India antigua, no tiene la misma sustancia de la de hoy día. El
yage actual hecho por yageros del Putumayo no es el mismo yage tomado
por los indígenas prehispánicos. Además, hay variaciones en los efectos
de individuo a individuo, y la misma dosis de la misma planta puede resultar
un viaje bueno para un hombre y un viaje malo, para el mismo hombre en
un tiempo posterior.
Cactus de San Pedro.
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¿Cómo explicamos estas variaciones? Toda esta complejidad se
vuelve simple cuando admitimos factores psicológicos, porque los
efectos de una planta en forma natural o de una sustancia derivada,
no son sólo consecuencias de acciones farmacológicas sino de factores
no materiales, como la esperanza del individuo y su experiencia
anterior con estas sustancias enteógenas.
Podemos así formular la segunda
ley de las Plantas Mágicas: Los resultados de tomarlas en
cualquier individuo, proceden de una interacción entre el poder
farmacológico de la planta y el poder de la mente del individuo;
quizá un brujo preferiría decir el espíritu de la Planta en vez de ése poder farmacológico,
pero ambos términos son la misma cosa.
Hay una tercera
ley: su poder es neutral, tiene potencial tanto para el bien
como para el mal; ellas pueden ayudarnos en nuestros esfuerzos
para descubrir nuestras capacidades o pueden causarnos daño, cuando
son usadas fuera del marco ritualista.
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Si miramos la historia
de las Plantas Mágicas principales, vemos un movimiento que se aleja de
la observancia de lo dicho anteriormente y para ello vamos a considerar
el ejemplo del café.
El café surgió en el Oriente
Medio, en los primeros siglos de la época cristiana, exactamente donde
está hoy Etiopía; según la leyenda, sus propiedades estimulantes fueron
descubiertas por casualidad, cuando los nómades observaron que sus camellos,
se ponían a comer granos de un cierto arbolito, poniéndose muy dinámicos
y despiertos; en poco tiempo más, los nómades comían esos granos de café
para su propio disfrute.
Por aquellos días, el café
era verdadera planta sagrada, capaz de transportar al hombre desde el
mundo ordinario hacia dominios celestiales. Existía solo en contexto religioso
y ritual. Aquellos bebedores antiguos de café sacaban numerosas virtudes
de su bebida, conservaban el poder de la planta y nunca sufrían del problema
de la toxicomanía.
Pero con su popularidad en
aumento, el café se escapó del contexto sagrado y poco a poco se volvía
en cosa secular. La gente se acostumbraba a tomar café más y más frecuentemente
sin propósito definido. Y gradualmente el café perdía su poder y su magia.
Hoy día estamos al fin de
esta evolución. Hay millones de personas que toman café en nuestros países.
¿Cuántas de ellas tienen aún la menor idea que su bebida natural y habitual
era una vez una fuerza potente para cambiar la conciencia humana? No muchas.
Y lo peor es que el uso del café inconscientemente a cada hora forma un
hábito difícil de romper. A veces más difícil que los hábitos que se forman
alrededor de los usos de sustancias ilegales como la marihuana.
Además desde el punto de vista
de la medicina de hoy, el uso habitual del café no es inocuo, porque en
realidad el café tiene efectos farmacológicos muy fuertes, especialmente
sobre el corazón y la circulación, los riñones, los intestinos y el estómago.
Como investigador farmacológico
considero el café una droga más poderosa en sus efectos físicos que la
marihuana o la coca y un factor importante en muchas enfermedades de nuestra
época.
Claro que la marihuana no
es inocua tampoco, pero por lo menos la mayoría de los que fuman marihuana
saben que están usando una droga, mientras que la mayoría de los que beben
café constantemente creen que están tomando una bebida inocente.
Utilizado conscientemente
de vez en cuando para propósitos positivos, el café no hace daño al cuerpo
e incluso puede ayudarnos.
Si examinamos la historia
del tabaco, descubrimos un cuento muy parecido. El tabaco tenía estatuto
muy elevado como Planta Mágica y Sagrada entre los indígenas de las Américas
antes de la conquista, porque es una de las plantas más fuertes del mundo.
Hay todavía tribus en la Selva Amazónica que lo usan ritualmente para
efectuar alteraciones grandes en la conciencia.
Pero el tabaco, igual que
el café, tuvo una evolución hacia usos más y más frecuentes, más y más
lejanos de los ritos ceremoniales hasta hoy día.
La gente que fuma hoy no realiza
ninguno de los beneficios de esta planta poderosa. Solamente fuman porque
no sienten tranquilidad cuando no tienen cigarrillos. Y el hábito de fumar
constantemente es más difícil de romper que el hábito de la cocaína o
hasta el hábito de la heroína. Esa es mi experiencia como médico y es
un problema grave en la salud pública de hoy.
¿Cuáles son las lecciones
que podemos sacar de estos ejemplos? Parece que es necesario guardar la
magia de una planta psicoactiva. Parece también que todas las plantas
mágicas son más efectivas cuando se usan con menos frecuencia. El primer
signo del uso excesivo es una disminución de los efectos psicológicos
deseados. Las experiencias aparentemente producidas por las sustancias
psicoactivas en realidad yacen dentro de la mente misma.
Las sustancias funcionan solo
como claves para abrir las experiencias a la conciencia.
Plantas como el café, el tabaco,
el yage, etc. son capaces de hacer que nos sintamos un poco diferentes
por un rato. Si quisiéramos, podríamos usar esta sensación física como
oportunidad para entrar en estados de conciencia que verdaderamente son
nuestra propiedad todo el tiempo.
Lophophora Willamsii. Peyote en flor,
material cultivado en el río Bravo, México.
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Desde el punto de vista de
los Chamanes, cada planta mágica contiene un espíritu que merece un cierto
respeto del hombre. Tener este respeto es un modo de reconocer la sabiduría
de la Naturaleza. Pero en nuestro mundo moderno vivimos lejos de la Naturaleza
y olvidamos muchas veces tener el respeto requerido.
Consideremos el caso de la
coca.
Desde la antigüedad las hojas
de coca eran cosas sagradas entre los indígenas de la Cordillera de los
Andes. Regalos de los dioses al hombre para mejorar la vida humana.
Leemos que nadie podía entrar
en un templo incaico sin coca en la boca, que un hombre muriendo fuera
asegurado de un lugar en el cielo si pudiera apreciar el sabor de las
hojas.
He estudiado personalmente
los usos de coca en los Andes y en el Amazonas por unos años y estoy convencido
que en forma natural esa planta mágica y sagrada no hace daño al cuerpo,
ni forma un hábito como los del café y el tabaco. Cuando se prepara con
respeto y consciencia por el poder contenido en la hoja, la coca puede
servirnos bien como estimulante útil, remedio natural y sustancia mágica
para cambiar el estado mental.
Pero, ¿qué hacemos hoy con
esta planta? La mayoría de las hojas son tratadas con sustancias químicas
fuertes para refinarlas en cocaína, un polvo blanco que es estimulante
bien fuerte pero que no tiene los efectos terapéuticos de la hoja de coca.
Claro que la cocaína es un principio activo de la hoja entera, pero no
es todo. Sabemos que la coca contiene alrededor de 20 alcaloides. La acción
beneficiosa de la coca no resulta de algún alcaloide sino de la interacción
cooperativa de todos. Sacar la cocaína de la hoja no es mostrar respeto
a la Planta ni a la Naturaleza. La cocaína aislada presenta problemas
para nosotros; es muy difícil de controlar su uso porque es agradable
y parece dar energía al organismo cuando en realidad solamente libera
energía ya acumulada en el sistema nervioso, por eso después del período
de estimulación sobreviene un gran letargo que motiva tomar más cocaína.
Con la hoja entera (como Planta
Mágica) estos problemas nunca aparecen, porque las demás sustancias de
la hoja sirven como un aislamiento natural, protegiéndonos del potencial
peligroso de la cocaína. Así podemos ver la sabiduría de la Naturaleza
y la razón de respetar sus regalos, en vez de meterse con ellos; como
médico lamento mucho que la medicina de hoy use exclusivamente polvos
blancos, muy lejanos de los remedios verdes naturales.
Datura. Dos especies, tal como fueron representadas
en el herbolario azteca del siglo XVI conocido como Códide
Badianus.
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Para finalizar, permítanme
resumir los puntos más importantes; todo nuestro mundo contiene numerosísimas
plantas mágicas, conocidas milenariamente por brujos y chamanes; estas
plantas pueden enseñarnos mucho porque su poder es neutral y en realidad,
las experiencias que vivimos con ellas yacen dentro de nosotros mismos.
El Quinto Hombre
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