Revista Digital de El Quinto Hombre

EL ANDROGINO:  UNA EXPERIENCIA CONCIENCIAL BIOENERGETICA

                                                                  

Una nota excepcional de Annkay Synture

Con el correr de los años de evolución del Cosmos tanto en la dimensión atemporal y transdimensional de la mente absoluta, se concibieron y plasmaron estructuras vitales, todavía no diferenciadas en los reinos mineral, vegetal y animal; ellos no poseen originariamente entidad individual, no en los términos de la definición de nuestra actual conciencia, eso que concierne a lo que entendemos por ser humano, o sea el ser conciente, el portador de conciencia.

En la escala cósmica, en su faz hacia la grandiosidad inefable de la absoluta Seidade (absoluta divinidad o ser absoluto, esa entidad que humanamente llamamos Dios) cuando hablamos de evolución se alude a lo siguiente: una vez que las estructuras vitales dotadas de esencia e impulso existencial fueron diferenciadas,  saliéndose  de la Seidade Absoluta tales estructuras prescindieron de atravesar etapas, y asimismo en etapas evolucionadas,  sin experimentar experiencias vivenciales en las múltiples cadenas, rondas y formas de vida de millares y millares de mundos.

La evolución consiste esencialmente en el engrandecimiento, de las primeras y primitivas estructuras esenciales derivadas de la Seidade engrandeciendo, fundamentando y consustanciandose en las cadenas de existencias planetarias, en el devenir de períodos cosmo-cíclicos que son las rondas.

Cuando al final de inmensos e innumerables procesos existenciales y vivenciales, esas estructuras asumen la postura ontológica de seres, realizados en toda la gama de aprendizaje de vida y actividad en el universo, es que están selectivamente colocados para la reintegración con lo absoluto, con la Seidade,; es lo que se conoce como el  "Reintegrarse en Dios".

A estas estructuras concientes, las vamos a denominar Monadas, conforme al conocimiento consagrado por la escuela esotérica.

En términos universales, podemos afirmar que la cuestión inherente a la ficha genética de los seres vivos, es de las más delicadas y vastas, abarcando aspectos que van desde los conceptos genéticos y biológicos, hasta prerrogativas evolucionadas de los planos de vida astral y mental, cuando ya se considera el sistema sexual humano, pertinente a seres conscientes, portadores de acentuada individualización en los planos físico, etérico, astral y mental, ya teniendo un cuerpo causal operacionalmente activo y con configuración definida.

A decir verdad una de las prerrogativas universales del Cosmos que representa, Orden, Armonía y Belleza, consiste en la ley Universal de las Afinidades.

Esta grande y sabia ley, actúa en forma de mecanismo complejo de atracción o repulsión, entre distintas unidades entre sí; esto se verifica en los reinos, mineral-vegetal-animal, en una fenomenología de interacción, que abarca los planos sub-atómicos y metagalácticos.

Atengámonos al plano humano o antropomórfico para situarnos en la temática de este texto.

Desde el punto de vista filogenético, cada ser humano que viene al mundo de las formas,  trae un bagaje hereditario inherente a su biotipo y a su sistema sexual macho/hembra.

Básicamente los procesos de reproducción en el caso humano y de los mamíferos en general asi como en los ovíparos (aves, reptiles, peces) se  comportan con la diferencia sexual macho/hembra en términos del cosmos orgánico de cada individuo.

En el plano conciente de los seres humanos, tal cuestión envuelve prerrogativas y leyes operacionales de las dimensiones físicas (orgánica y material) astral y mental con factores coadyuvantes de aglutinación para la formación del cuerpo etérico de cada persona. Obviamente cuando hablamos del plano astral, mental o hasta causal, nos situamos en otras dimensiones de vida y existencia...

Es justamente en las dimensiones que denominamos astral y mental  residen las causas determinadas, recónditas, para que, por el fenómeno científico e infalible de la reencarnación, o el renacimiento, cada ser humano, consciente y sensible, asuma su sistema sexual en el mundo físico, sea macho o hembra, de conformidad con el mosaico evolutivo que deba cumplir en tal o cual existencia terrena.

Esencialmente, la individualidad espiritual no tiene diferencia sexual en el sentido físico, en la tierra. El ser dotado de conciencia, no incorporado, o no encarnado, posee prerrogativas que, para una mejor percepción didáctica, por así decir, vamos a denominarlas positivas y negativas.

En general, los atributos positivos convencionalmente, se sitúan en el cosmos humano: masculino -fuerza-vigor-coraje-firmeza-temperamento fuerte etc. De la misma forma, se tienen los atributos convencionales femeninos -dulzura-delicadeza-suavidad-paciencia-maternalidad,  dentro de otros tantos.

No nos vamos a detener aquí en consideraciones acerca de los conocidos desvíos sexuales para la homosexualidad o para el lesbianismo, temas éstos de profunda seriedad, pasibles todavía de mucho estudio asi como de más avanzadas técnicas de tratamiento.

Para llegar al enfoque del ser andrógino, vamos ahora a considerar lo siguiente: la parte de las virtudes o deficiencias del ser humano, ellas se manifiestan a lo largo de las vivencias poligenéticas, porque la criatura va plasmando directivas preferenciales de opción para ir cumpliendo con el desarrollo evolutivo en el mundo de las formas.

Vemos en todo momento personas acentuadamente masculinas o femeninas, ejercitándose en los instrumentos de la evolución espiritual y en los más múltiples aspectos de engrandecimiento, corrección y enseñanza del Ser.

Desde la más remota antigüedad, la humanidad terrícola tiene registros históricos y mitológicos, acerca de un tipo de ser aparentemente híbrido, extraño,  que se convino en denominar Andrógino. A "grosso modo" un andrógino sería un ser portador, en sí mismo, de una completa bisexualidad, a tal punto de hasta autoreproducirse.. Entretanto, el andrógino, en el sentido espiritual y ontológico, no es esta configuración bisexual así rotulada en comportamiento estancado de comprensión lineal, un poco ambiguo, horizontal y altamente insuficiente. La criatura conciente humana que está encarnada en el plano físico, o que pueda existir  en cualquier dimensión, en la condición de andrógino, representa en el verdadero sentido del término, el fruto de complejas experiencias genéticas a cargo de potestades siderales superiores, con vistas al perfeccionamiento racial de un planeta entero, para desarrollar fundamentalmente lo  vivencial y ontológico de cada ser.

El andrógino corporiza en sí, en límites esenciales y estructurales, no propiamente al bisexual  sino la capacidad energética - espiritual de bipolaridad masculina/femenina, sin que ninguna interceda destructivamente sobre la otra. Ambas polaridades  comparecen en el mosaico personalístico-ontológico del andrógino; son como la forma de dos pulsos de onda equilibradas entre sí, sin o con mutuo compromiso. Cada ser humano andrógino asume tal o cual existencia en cuerpo masculino o femenino, conforme líneas directrices de reposición energética (conforme a la ley de acción o reacción, o ley de karma) y también para experimentaciones diversas y peculiares, tanto que el comportamiento sea masculino o femenino.

El andrógino jamás presenta desvíos sexuales, comportamientos de líneas de conducta  psico-patológicas en el campo genético;  muy por el contrario, el andrógino es capaz de situarse perfectamente bien en su condición física, sea masculina o femenina, presentando entre sí, y en alto grado, lo que vamos a llamar maleabilidad operacional, en el campo del comportamiento psíquico. Todo esto dentro de los más loables patrones de salud, psico-espiritual y física.

Esencialmente, el comportamiento del andrógino, como ser humano en experiencia genética en la Tierra, se acentúa como altamente singular, llegando a ser mal entendido, y/o positivamente interpretado. Esto se da, justamente debido a que este tipo de ser - o "quinto sexo" por así decir - supera cualquier patrón convencional impuesto por las reglas sociales de las personas, conforme sean hombres o mujeres.

En todo esto, se acentúa muy bien lo siguiente: EL ANDRÓGINO PURO,VERDADERO Y REAL NO PRESENTA PROPENSIONES HOMOSEXUALES.

Tiene un sano comportamiento bisexual, sin atenerse propiamente al sexo, como punto focal de sus preocupaciones o intereses. El andrógino piensa, actúa y vive como Ser, sobre todo, trae dentro de sí, una débil nostalgia de  memoria, en cuanto a otros mundos y otros planos de la Divina Creación, en los cuales la felicidad de sus poblaciones, está basada en la plenitud espiritual y en la autosuficiencia de cada Ser. Físicamente, el tipo andrógino, es perfecto, es apolíneo y hercúleo, tanto en encarnaciones masculinas como en las femeninas. Son bellísimos, fuertes, altos, majestuosos, sumamente saludables.

No obstante, por razones ya sea de descuido, ya sea por reposición energética, especialmente en la Tierra, los seres humanos andróginos encarnados presentan ciertas imperfecciones en su cosmos físico  y orgánico. Dentro de lo posible procuran mejorar su presencia, armónica de líneas prototípicas  de estética, fuerza y belleza,  por cuya falta suelen resentirse muchísimo.

El andrógino es un ser nostálgico  de lo sublime, del bien y de la luz, consciente de que la felicidad sólo puede existir donde hay autosuficiencia, poder, amor superior y sabiduría, en aquel reino tan remoto y tan anhelado de las humanidades que contemplan e investigan el Cosmos de pie, rectas y gloriosas - y no sumisas, pusilánimes y genuflexas.

Los trazos faciales del andrógino son típicos: fuertes, agresivos, esto quiere decir que presentan una gran bondad energética, como moldeados en piedra bruta por un cincel laborioso;  una piedra en bruto que encierra en sí, la luz propia de las estrellas.

Si es preciso, en el nombre del bien y de la verdad, el andrógino, puede asumir actitudes  duras. Sus manos no obstante se extienden para bendecir y orar; por sus labios, procura transmitir mensajes constructivos; de sus ojos, la bondad, con energía, de su frente activa, un constante testimonio de seguridad y fibra, una gran experiencia genética hacia el camino de planos evolutivos más altos.

Para pensar y reflexionar; para leer dos veces.

El Quinto Hombre