Revista Digital de El Quinto Hombre

¿VES LO QUE VEO?                                                               

 

Por C.A.E.F.A. - Argentina




Una pregunta, y una historia singular que se desarrolla en un lugar lleno de encanto, misterio y energía, como para disfrutarlo.
Un grupo de personas, se disponen a pasar un fin de semana distinto, participando de una excursión también especial. Preparan los bolsos, el entusiasmo moviliza y el viaje se inicia con sinceras ansias de aventura.

¿Dónde se dirigen?. A una gruta en las cercanías de una estancia famosa para "ver", para "sentir", para "soñar".
Hay allá una estatua que venera a un santo milagroso. Cae la tarde. Todos se acercan con curiosidad, con deseos de disfrutar de "algo mágico". La gente, que es compañera ocasional en el grupo, se adelanta. Ella, la protagonista, Silvia Noemí y su amiga, se retrasan y espera pacientemente el momento apropiado.

Y. el momento llegó y el hecho fortuito de admirar sólo lo rutinario, se vuelve extraordinario y, entonces, sin miedo pero con asombro, se preguntan ante lo aparecido: - ¿ves lo que yo veo?

La respuesta no se hace esperar ya que ambas observan absortas un frondoso árbol y un ser gigante con aspecto extraño, primitivo, cavernícola y grotesco, de unos 3 metros de altura, de larga y raída túnica, gruesas piernas velludas y un fuerte olor rancio.
En una mano, porta una luz. ¿Luz o energía? Ya que se acerca más y más a ellas y Silvia siente que una fuerza sobrenatural la aplasta contra el piso y ya no puede moverse más.

Varias personas intentan levantarla pero no lo logran.

Entonces, .el gigantón se va achicando ante sus atónitos ojos y a medida que ello sucede, todo volvió a la normalidad en la noche oscura, solo iluminada por alguna luz o linterna, llevada adrede.

La incógnita continúa. Ya se levanta como una pluma. ¿Dónde fue el hombrón? ¿qué portal dimensional le abrió paso?.

¡Que incertidumbre! En el cielo, otro fenómeno avistado por todos sucede. Rojas luces se mueven formando triángulos y bailando una danza cósmica a tan extraño acontecimiento.

Se va la noche y el día despunta. Son las 8 hs. Ya es momento de regresar al sitio y verificar lo fantástico de lo vivido la noche anterior.
Ahí, la magia se diluye y la realidad aparente a la luz del sol desvirtúa y todo lo supuestamente pasado no estaba allí. Solo campo, solo cielo. Ni árbol ni gigante.

¿No podría haber sido una puerta dimensional el límite entre lo visible y lo invisible?

Hecho extraño, muy extraño, pero merece la atención del equipo de C.A.E.F.A. y al investigar en profundidad, se llega a la conclusión de que ese ser interdimensional, sólo fue visible para ellos, a quienes corresponda visualizarlo y tener así en su saber, la experiencia fascinante de haber logrado contacto con un ser de otro momento, y dejar abierta la incógnita en sus mentes, en sus corazones y en los de quienes escuchan el relato la pauta lógica de que todo es posible en el mundo "de lo que no vemos", pero que está.           

El Quinto Hombre