Revista Digital de El Quinto Hombre
EXOBIOLOGÍA: UNA NUEVA CIENCIA
Por Diana Bolbochan - Venezuela
La idea de la procedencia
del hombre, su lugar en el cosmos y el destino como individuo y especie,
ha sido punto neurálgico del filosofar de la humanidad.
Las primeras cosmogonías
y concepciones teosóficas surgen en un marco geocéntrico y antropomórfico,
en momentos en que el hombre se autoproclama representante de la mayor
jerarquía en el contexto planetario. Y al mismo modo que Copérnico examina
la tierra en su carácter de centro del universo, Darwin rebate la privilegiada
posición del hombre en el reino de los biotipos, cuando expone sobre el
tapete científico su teoría de la descendencia general biológica.
El otrora Homo mensurai, hombre medida de todas las cosas, se convierte en Homo
protocosmico del siglo XX, cuando ingresa a la Era Espacial un 4 de octubre
de 1957, con el lanzamiento del primer satélite artificial. Entonces cuando,
al abandonar su ostracismo planetario, se amplía su cosmovisión y surge
como ciudadano estelar, consciente de su carácter infinitesimal y trascendente
a la vez, como pieza del gran engranaje cósmico.
Pero el deambular por los
espacios interestelares, le trae un proceso muy complejo de maduración
mental. Se produce entonces una transformación radical en las viejas teorías
heliocéntricas, y surgen un conjunto de "Ciencias Nuevas" como respuesta
al estimulo cultural de una nueva época. Si imaginamos a la evolución
humana como un espiral, en que cada vuelta repite la misma necesidad de
asegurar la subsistencia en un nivel superior, descubrimos que estas Ciencias
Nuevas o Ciencias de Apertura, como las denomina nuestro admirado Fabio
Zerpa, en su Editorial Numero 74 de Cuarta
Dimensión, constituye un valor de adaptación de la era espacial.
Estas ciencias en particular
la Exobiología, que otrora eran consideradas como charlatanería pseudocientíficas
o ciencia ficción, son elevadas a la categoría de ciencias no solo por
el perfeccionamiento de los métodos de observación y análisis, sino también
por un clima de maduración mental.
Sin ir muy lejos, hace treinta
años ningún científico se atrevía a considerar públicamente las posibilidades
de vida en otras biosferas planetarias. Los que en el pasado habían defendido
tales posibilidades aparecieron en los registros históricos como alucinados
o nimbados por una aureola oculista y herética. Giordano Bruno y Camille
Flammirion constituyen ejemplos aislados de lo anteriormente expuesto.
A partir de 1915, con el
aporte brindado por la astronomía óptica, y más tarde con la ayuda de
los poderosos telescopios, se inicia un proceso de apertura mental capaz
de admitir la posibilidad de vida extraterrestre. Y es en el año 1950
cuando surge por vez primera la Exobiología y la Astrobiología, su hermana
gemela en la U.R.S.S.
Hoy, la vida extraterrestre
designa una realidad que debe ser estudiada cuidadosamente en su biodinámica
complejidad.
POSTULADOS EXOBIOLOGICOS
Cada vez que alguien se
propone ingresar al estudio del tema de la vida extraterrestre, corre
el riesgo de emprender una vastícima labor especulativa. Resuelta a abordar
el tema desde el punto de vista estrictamente científico, tomare como
punto de partida el sentido etimológico del termino "Exobioligía", que
la define como la ciencia que se ocupa del estudio de los seres vivientes
de origen no terrestre.
Esta precisa definición
ofrece, sin embargo, serios inconvenientes cuando se va a la practica.
Como incluye en su concepto a cuanto conocimiento haga referencia a la
detección de biotipos extraterrestres, clasificación botica, interrelación
con el medio abiótico y biotico, etc., es prácticamente indispensable
recurrir al aporte que nos brindan las distintas áreas del conocimiento
científico tales como la Astrofísica, Biología Molecular, Exocologia,
Astrobotanica, etc. solo en un merco de cooperación interdisciplinaria,
la Exobiologia tendrá acceso a una evaluación mas efectiva en la coyuntura
de lo desconocido.
UNIVERSALIDAD DE LOS
ELEMENTOS QUIMICOS.
Todas las formas de vida
terrestre están constituidas por átomos de los 102 elementos químicos
conocidos. El análisis espectral demuestra que estos mismos elementos
intervienen en alguna porción en la composición de nuestros planetas vecinos
y del sol, en el polvo interestelar y estrellas remotas. Inversamente,
no se detecto en esos cuerpos ningún elemento extraño que no exista en
la tierra.
En otoño del año 1968, un
grupo de radioastrónomos reunidos en el observatorio de Hat Creek, Universidad
de California, examinando el grafismo que impresionaba una computadora
en un papel, del radiotelescopio de 6 metros de diámetro, detectaron la
señal de radio que anunciaba a través de las funciones sinusoidales,
la presencia de agua y amoniaco en el espacio interestelar.
Las investigaciones continuaron
la búsqueda de moléculas orgánicas que permitan despejar la incógnita
de la química extraterrestre. Así, con el prodigio de la avanzada técnica
de auscultar el Universo, se han detectado 23 moléculas orgánicas, entre
ellas: cianocetileno, monoxido de carbono, cianuro de hidrogeno, metilamina,
cianogeno, formaldehído, etc. Estas moléculas se desplazan por el cosmos
por impulsos y refugios gravitatorios y magnéticos junto con enjambres
de nubes de hidrogeno, y probablemente sean las mismas que en épocas primigenias
entraron en la composición de nuestros primeros aminoácidos, azucares
y bases. Estos elementos prebioticos son los que luego de un proceso de
evolución química se organizaron en los conocidos bloques vitales: proteínas
y ácidos nucleicos. Resumiendo: ¡el espacio interestelar esta lleno de
material prebiotico!.
Ante la evidencia de los
descubrimientos hasta aquí reseñados, se plantea a nivel científico la
necesidad de construir telescopios mejor dotados para una búsqueda de
más bioquímica extraterrestre. Entre los telescopios más sensibles con
los que contamos en nuestros días, esta el Arecibo de Puerto rico, que
con su antena de 300 metros de diámetro intensifican las ondas de radio
que emiten desde el espacio ciertos elementos químicos. Otros más pequeños
están diseñados no tanto para captar señales a millones de años de distancia,
sino para lograr una mayor definición de enfoque y recibir señales en
frecuencia ultrcorta, que suelen emitir las moléculas orgánicas.
Pero como muchas longitudes
de ondas son interceptadas por nuestra atmósfera, se a previsto instalar
en satélites espaciales, telescopios dotados con los más modernos auxiliares,
tales como cámaras de televisión, para el recuento fotónico, equipos de
computación para la lectura de imágenes ópticas e infrarrojas, espectrógrafos
para analizar la composición química, etc. La NASA proyecta colocar en
órbita terrestre al satélite COBE (Cosmic Back ground Explorer) portando
un telescopio con características anteriormente mencionadas.
Como afirma Donald Morton,
astrónomo de Princeton: "El Universo envía información de todas las longitudes
de onda y tenemos la obligación de no perdernos ninguna".
CARÁCTER UNIVERSAL DEL
FENOMENO VITAL:
Hasta hace algunos años,
los argumentos contra la posibilidad de vida extraterrestre eran muy convincentes
en los medios científicos, donde se aseguraba que la biogénesis era un
proceso demasiado complejo como para que no hubiera surgido sino como
puro accidente. El paso de la vida inorgánica a la formación de la primera
molécula viviente, era explicado en función del azar, cuando no, del milagro.
Con el uso de los titanes telescópicos, la detección de una quimica extraterrestre
dio por tierra con el concepto de casualidad.
Sin embargo, y aunque los
poderosos medios de observación no hallan detectado en el espacio otros
elementos químicos de los ya conocidos, no necesariamente deben prevalecer
los mismos mecanismos de bioquímicos en todo el cosmos. Estas observaciones
son de gran importancia cuando se considera la posibilidad de que la materia
viviente pueda tomar formas distintas a las conocidas, en lugares remotos
del universo, tanto en cuanto a estructura como en composición química.
Es razonable dejar un amplio margen de aceptación a la posibilidad de
existencia de biotipologías distintas a las conocidas y donde los biotipos
respondan adaptativamente con una bioquímica diferente.
En tal sentido es importante
reconocer que el exobiólogo cuenta para realizar sus investigaciones,
con un único patrón biotípico, y es aquel que en su infinita variedad
puebla nuestro planeta en su más amplia diversidad de hábitats, colonizando
todos los ambientes superficiales y acuarios, como los aéreos. Sin embargo,
todos ellos tienen algo en común: su estructura protoplasmática fundamental.
Y con todo, no esta totalmente comprobado que el protoplasma sea la única
base sobre la cual pueda desarrollarse la vida. Como afirma el Dr. Aniceto
Lugo, eminente científico venezolano: "Existen fuertes razones para suponer
que en el origen hubo un comienzo de vida aprotoplasmática, durante la
aparición del mundo bacteriano, antes de las primeras manifestaciones
realmente orgánicas del precámbrico".
Es por todo esto que el
exobiólogo, consciente de sus limitaciones debe imbuirse de una amplitud
de criterios tal, que sus comparaciones no le impidan reconocer la posible
bioquímica extraterrestre, que adjudicaría a la "vida tal como la conocemos",
el carácter particularísimo de una vida universal.
En relación a estas consideraciones,
mencionaré las investigaciones realizadas por el Dr. Harold Spencer Jones,
quien hace referencia a la posibilidad de una química orgánica extraterrestre
basada en el silicio. Una forma bioide fundamentada en este elemento,
expediría como producto del proceso SiO2 (cuarzo), lo cual supondría o
bien un mecanismo de respiracion diferente al conocido o bien la ausencia
de esta actividad. Ignoro si esos cambios estructurales posibilitarían
el desarrollo de una especie inteligente, pero estoy en vías de creer
que la vida no se detiene en realidad ante ninguna limitación, más bien
ésta se halla en el pensamiento del hombre que en la diversidad adaptativa
de la naturaleza.
ORIGEN COSMICO DE ELEMENTOS
PREBIOTICOS TERRESTRES
Cada nuevo descubrimiento
que realizamos nos enfrenta con la realidad de que nuestro conocimiento
del universo y, más aun, de nosotros mismos es increíblemente limitado.
El hombre se a trasladado
a la luna, a enviado zondas espaciales a vecinas biosferas planetarias
y dirigido otras a los confines del sistema solar, buscando aquellos elementos
que nos ayuden a esclarecer los enigmas del origen del universo y de nuestra
procedencia. Sin embargo, nos llueven desde el cielo millones de muestrarios
extraterrestres, que sin ir muy lejos, confirman lo enunciado en postulados
anteriores, errantes espaciales que hacen su impacto en la superficie
de nuestro globo desde épocas remotas.
El profesor Batholomew Nagy,
de la universidad de Fordham, New York, a estudiado desde el año 1961
un tipo especial de meteoritos, denominados "condritas carbonosas" los
cuales suministran una fuente de información directa de la química extraterrestre.
Al examinarlos con el microscopio se han hallado desde elementos orgánicos
simples hasta bacterias y microorganismo parcialmente fosilizados. Estos
vestigios de vida de las condritas carbonosas, acuden en apoyo a la fantástica
teoría que revolucionó el pensamiento científico de nuestros días: la
teoría de la panespermia.
Dicha teoría postula que
la vida no es contemporánea a la formación del planeta, sino que ha venido
del exterior por inseminación de estos aerolitos. Esta hipótesis, formulada
por dos personajes prestigiosos de la astronomía, Red Hoyle y Chandra
wickramasinghe, sostiene que en las primeras eras geológicas, más o menos
hace cuatro mil y medio millones de años, nuestro joven planeta recibía
la caída de materiales expulsados por los núcleos de los cometas con mayor
frecuencia que la actual. Y es precisamente de estos objetos extraterrestres
que la tierra a recibido los materiales prebióticos, que luego, por ensamble
de estructuras prefabricadas y en virtud de un proceso evolutivo, constituirían
la primer célula viviente.
El hallazgo de meteoritos
de más de cuatro mil millones de años de antigüedad conteniendo en su
interior aminoácidos, que indican no solo que el proceso de evolución
química es universal, sino que ésta es más antigua que los primeros sedimentos
terrestres.
LA EVOLUCION COMO FENOMENO
UNIVERSAL
A partir del instante en
que surge la materia orgánica en nuestra misteriosa y primitiva tierra,
se inició un proceso de evolución de millones y millones de años, que
condujo a la formación de los primeros seres bípedos pensantes. Somos
producto de un proceso que no se ha interrumpido, somos seres tradicionales.
Y con todo, nuestro mundo constituye tan solo un microcosmos insignificante
en la vastedad del universo.
Es lógico suponer que entre
los millones de planetas que pueblan el inconmensurable Cosmos, se halla
iniciado en alguno, procesos biogenético idénticos o no a los nuestros:
operando con unidades infinitas, las posibilidades de vida extraterrestres
son también infinitas. Y si los argumentos anteriores son válidos, podemos
concluir que en algún lugar del universo existen civilizaciones inteligentes
como resultado del proceso evolutivo, dotados de una tecnología tal, que
es posible que hallan comenzado a explorar el espacio y hasta intentado
la comunicación con sus hermanos terráqueos.
Mucho se ha debatido en
el campo de la "pluralidad de mundos habitados", y ha decir verdad, se
ha constituido centro de interminables disquisiciones filosóficas. Pero
existen dos realidades especiales en el contexto de la vida extraterrestre,
y éstas son la evolución y la adaptación. Ambas son determinantes en el
modelado de formas y estructuras biotípicas que varían en grado de complejidad
de cero a infinito.
Es, pues, de suma importancia,
que tanto el exobiólogo que con su blanco delantal ausculta tubos de ensayo
y escruta los resultados de la experimentación, como el ser común de la
calle, amplíen su concepción limitada de la vida, extendiéndola a aquellas
otras, que por más exóticas y extrañas resulten a nuestros patrones conceptuales,
no dejan de tener derecho al respecto del Homo sapiens.
Sólo el avance científico
y tecnológico en comunión con el desarrollo del pensamiento universal
que preconizara Teilhard de Chardin, elevará al hombre a través de los
diversos planos de su evolución como entidad cósmica, capaz de compartir
con otros biotípos, de la Ciudadanía Estelar.
El Quinto Hombre
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