Revista Digital de El Quinto Hombre



La energía lunar y la diosa mitológica en ti

Por Carolina Capmany
Astrología del Despertar
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No hay algo más hechizante que observar la Luna en sus diversos despliegues. Si hoy por hoy sigue provocando esa fascinación, sobre todo cuando está en su fase de Luna Llena, no hay dudas que en tiempos antiguos despertó los más intensos misterios. Desde esos tiempos tan remotos y el hecho de que por tanto tiempo se haya tratado de entenderla, es que la carga simbólica que conlleva no es indiferente y sigue influyendo en el ser humano. Está comprobado científicamente cómo la Luna influye en las mareas, en las cosechas, en la naturaleza, en el embarazo y en el ciclo menstrual de la mujer. Y si la Luna influye en las mareas, no hay dudas que también influye en el ser humano, al ser 70% agua. También está corroborado estadísticamente que en los días de luna llena es cuando más suicidios se producen. Su influencia en el ser humano a nivel físico y emocional es indudable. ¿En qué otros registros está representada también?


Si hay un lenguaje que resuena más allá de los tiempos a nivel simbólico es la Mitología. Todas las culturas cuentan con su mitología y relatos que les han permitido contener, explicar y prolongar el sentido de su existencia. En Occidente nos ha llegado la influencia de la mitología griega y hasta ha servido para entender la conducta humana más elemental (El complejo de Edipo en el Psicoanálisis). La mitología son relatos que describen la mente humana y sus “tragedias”, los laberintos en los que el ser humano suele enredarse y la dificultad para vincularse con el otro.  La Luna a nivel mitológico también está representada en su función más primaria. Más allá de los personajes que mencionaré y que algunos resultan muy interesantes y hasta movilizantes en cuanto a su historia, lo fundamental es llegar a comprender lo profundo de esa actitud manifiesta, qué hay detrás del velo de esas energías enigmáticas, cautivantes, en algunos casos espeluznantes… y sí, estoy hablando de la Luna… Lo que sucede es que lo que más ha circulado en cuanto a qué representa es la parte “linda” de la historia, su lado “bueno”, es decir, su cara visible… ¿y qué sucede con su cara oculta? ¿a nivel simbólico no está representando algo? En una primera instancia, sería interesante mencionar porqué se la asocia a la Luna con ese halo de misterio y hechizo, esa capacidad de atraer y deprimir al mismo tiempo.


Les propongo hacer un viaje imaginario en el cual nos transportamos a épocas remotas en donde no existía la tecnología ni la electricidad y que la única luz que había por las noches eran las estrellas y la luna…. Esa luna con sus vaivenes, aparecía y desaparecía, su estar y no estar despertó admiración y a su vez desconfianza en quienes la observaban. Sin embargo, comprendieron que si bien había momentos en que no se la veía, momentos en que se la veía parcialmente y momentos en que la contemplaba completa, período a período repetía sus movimientos. O sea, se generaba esa contradictoria sensación de no contar con la luna y sí contar con ella. Ahí es donde se puede comprender esa cuestión ambivalente lunar, y su asociación a lo más instintivo e impredecible.... O sea, el ciclo lunar, cambiante y constante.


Como te mencionaba anteriormente, mitológicamente la Luna y sus fases tiene gran conexión con deidades mitológicas como por ejemplo, si tomamos la luna nueva, se la relaciona con Hécate, personaje de la mitología griega asociada con la muerte, la hechicería, lo oscuro. Se creía que, en las noches sin luna, ella vagaba por la tierra con una jauría de perros fantasmales y aulladores que precedían su aparición. Ella enviaba a los humanos los terrores nocturnos, apariciones de fantasmas y espectros como Empusa, que comía carne humana, tenía un pie de bronce, presentaba toda clase de formas y se aparecía especialmente a niños y mujeres para asustarlos. Lo que aquí se simboliza es que cuando no hay luz y todo es oscuridad, todo puede suceder porque uno está ciego, no se sabe dónde está el peligro. Eso puede tomarse como una oportunidad para agudizar la atención y avanzar cuál cazador o para paralizarse. Y esto uno puede descubrirlo analizando cómo inicia las cosas en su vida. La fase creciente se la relaciona con lo delicado, lo virginal, lo prometedor, incluso su forma dando a entender que está preparada para ser fecundada, y se la asocia con Perséfone, quien fue secuestrada por Hades. En ese rapto, en el cual es llevada a los infiernos, Perséfone come un grano de granada con lo cual era sabido que una vez que comes algún fruto del Infierno, quedas condenado a quedar en él. Y en la fase de luna creciente es lo que toma forma, la posibilidad de definir. Luego, la luna llena, bien redonda y jugosa, se la asocia con la diosa Deméter, la diosa de la fertilidad, la madre de todas las cosas vivientes y madre de Perséfone. También se la asocia con la diosa egipcia Isis, la fenicia Astarté y la mesopotámica Ishtar. Y aquí es la riqueza de la manifestación, de ver todo el panorama con sus pro y sus contra, lo que uno no vio antes ahora tiene la posibilidad de reconocerlo y sumarlo a su vida.


Estas asociaciones mitológicas con lo que desde la Astrología se dice de la energía lunar, nos muestran las similitudes y los diferentes matices que esa energía puede manifestar. La cuestión es reconocer, en primera instancia, que esas características que aparentemente están separadas una de otra, tienen relación entre sí y lo que están manifestando en realidad es la doble cara que toda energía manifestada en conducta, puede representar. En cada uno de nosotros existe una Hécate interna, una Perséfone y una Deméter, seamos mujeres u hombres y los hombres quizás también proyectando más esas energías femeninas en las mujeres de su entorno bien cercano (madre, esposa, etc). La clave es, en una primera instancia, conocer qué cuestiones despiertan lo mejor a nivel instintivo y visceral y qué cuestiones despiertan lo peor de cada uno. Es interesante cuando haciendo esa autobservación surgen detalles que tal vez antes no nos habíamos percatado. Esos arranques de ira y que también puede suceder que haya personas que los repriman, o sea, es una instancia aún anterior en donde aparecerá alguien que con energía haga cortocircuito con tu luna y ahí tal vez surja lo “peor” de cada uno. ¿Por qué tienen que generarse esas situaciones desagradables en donde uno no sabe por qué pero no puede evitar reaccionar cómo reacciona?


Desde lo astrológico, esas reacciones están manifestando mecanismos reactivos en pos de protegernos de “algo”. Justamente ahora haciendo mención a otra de las diosas descritas anteriormente, Deméter surgirá en los momentos en que la luna se siente segura y a gusto con lo que en tu vida se esté generando. En función de dónde esté ubicada en tu carta natal, será la forma en que se manifieste pero aquí claramente lo que está dejando dicho es que esa manifestación es porque “otro”, ya sea personas u situación externa, dio seguridad. Recuerda que la luna actúa desde la necesidad y para sentirse segura, hace lo que hace y claramente, cuando eso no sucede surgirán las facetas más “oscuras” de esa luna desatendida y ofuscada. La energía lunar está íntimamente relacionada con lo que se conoce como mecanismos de defensa, la Luna desde la Astrología representa nuestro refugio más primario. Ahí está en cada uno detectar quién actúa automáticamente ante situaciones que se tornan “no deseadas” y decidir quién definirá la situación, si tu luna reactiva o la energía consciente en vos representada por tu energía solar más las demás componentes de tu carta natal. De lo que se trata, en definitiva, es que conviertas a tu Luna de refugio a tu talento. Tu mundo emocional como puente para conectar con los demás.




Carolina Capmany

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