En busca de un cambio


Reportaje a Fabio Zerpa por


« Empecé a darme cuenta hace 30 años, a partir de mis investigaciones sobre la vida extraterrestre, que había campos energéticos, triángulos de fuerza, que hoy se mencionan con una denominación que proviene de la física cuántica. Esos lugares magnéticos le sirven a la gente para energetizarse, para obtener una armonización física, mental y espiritual», explica Fabio Zerpa, que conduce la Fundación Disciplinas de Apertura, que tiene entre sus actividades el «turismo energético ».



P.»

¿Qué destinos se destacan en esos viajes?

F.»
De los centros energéticos que hay en el mundo, de los cuales he conocido muchos, el que se lleva las palmas es el Valle Sagrado de los Incas, que queda entre Cuzco y Machu Picchu, en Perú, unos 400 kilómetros al sur de Lima. Todo Perú es un muy buen campo energético, pero sus culturas ancestrales tenían especial respeto por esa zona sagrada. Bueno, para ellos toda la naturaleza es sagrada: ríos, árboles, plantas, flores, todos los animales, desde el más insignificante al gigantesco, todo pertenece a dios, como pertenece el hombre. Los incas privilegiaron esos 125 kilómetros entre el Kozkoo, la capital imperial, el «ombligo del mundo», y Machu Picchu, donde hay una gran arteria energética: el río Uilcanota (también llamado Urubamba) que significa «río sagrado». Yo vi su nacimiento, muy cerca del lago Titicaca, en La Rueda, donde es apenas un charquito y va subiendo hacia el norte, algo que parece extraño pero que ocurre con todos los ríos sagrados: Nilo, Ganges, Jordán. Al llegar a Cuzco ya es muy caudaloso y va regando todo el Valle Sagrado, y al llegar a Machu Picchu parece abrazar a la «Montaña Vieja», y sigue para perderse en el Amazonas.


P.»

¿Por qué se habla de turismo energético?

F.»

Uno se empieza a sentir bien debido al campo de fuerzas magnéticas que hay en esos lugares. Para seguir con el ejemplo del Valle Sagrado de los Incas, los médicos allí atienden a los extranjeros, porque los quechuas no se enferman, y las mujeres sólo van a los dispensarios para parir, nada más. Hay en América numerosos centros energéticos: el de Córdoba en el Valle de Punilla; el del Bosque Negro de Miramar; el de la Ruta Maya, que comienza en Guatemala con Tikal, y en Honduras con Kopan, civilización de los campeones de la no violencia, que se asienta en esa zona 10 mil años antes de Cristo.


P.»

A qué se debe el que hayan proliferado ese tipo de viajes?

F.»

Porque desde 1992 se está produciendo un cambio de civilización, como lo han anticipado muchísimas profecías. Se está pasando a un nuevo tipo de ser humano.


P.»

Así como usted señala esos lugares de pueblos originarios de América, los operadores turísticos europeos proponen sitios religiosos, místicos de Europa y Asia. Un operador inglés, resulta gracioso, ofrece hacer paseo energético por Londres.

F.»

En realidad el centro energético es Stonehenge, donde yo he hecho ceremonias con grupos de viajeros. Después están los lagos de Escocia. En la India hay que ir sólo a los ashram, que es donde está la antigua cultura de yoga, a los lugares de sabiduría tradicional, y no a los que han surgido junto a un territorio superpoblado.


P.»

¿Qué hacen los viajeros cuando llegan a esos lugares establecidos como energéticos?

F.»
Producir un círculo de energía, tomarse de la mano, meditar, hacer contacto, reflexionar sobre la cosmovisión de los pueblos originarios, ceremonias de armonización que hacen bien física, mental y espiritualmente. Cuando se habla de viajes de energetización y de sanación, no se trata de viajes de curación, porque la curación es externa y la sanación es de adentro hacia afuera, porque no hay mejor sanador que el propio ser humano en la medida del principio fundamental de la seguridad espiritual, la armonía interna.




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