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Revista Digital de El Quinto Hombre
LA MEDICINA DE LAS HIERBAS
En estos tiempos
contemporáneos de la gran tecnología y ya en el siglo XXI, con
el avatar apresurado de la vida cotidiana, de las pildoritas para
dormir, de los extraordinarios descubrimientos científicos y de
la entrada del Hombre en el espacio cósmico aunque recién estemos
yendo al barrio galáctico de nuestro sistema solar, nos parece
maravilloso que esté surgiendo desde hace bastante tiempo atrás
un NUEVO ACERCAMIENTO A LA NATURALEZA Y A SUS FUENTES PRIMORDIALES;
es, como si de pronto, el ser humano volviera al camino andado,
desandándolo, para ubicarse en el punto inicial, volviendo a decir,
como también predicar, "LA NATURALEZA TIENE RAZON".
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por Fabio Zerpa |
Muchos médicos ortodoxos y alopáticos empiezan a recetar
y fomentar el USO DE HIERBAS, porque saben que todas las sustancias capaces
de curar o aliviar están ahí, en la propia Naturaleza. Se ha empezado
a extender la idea de "HAY QUE APRENDER A VIVIR CON LAS PLANTAS", para
conocerlas más y extraerles toda su verdad, implicando, por supuesto,
UNA MARAVILLOSA COMO ANTIGUA FILOSOFIA DE VIDA, la misma que desde milenios
utilizan y practican diariamente los aborígenes de los cinco continentes,
que años y centurias atrás los ortodoxos llamaban despreciativamente "la
mentalidad primitiva".
Los remedios de nuestros abuelos
nos parecían "antiguos", envejecidos, ya que la farmacopea de las pildoritas
y más pildoritas, había invadido toda nuestra sociedad de consumo y lamentablemente,
nuestra cultura; aún sigue invadiendo, a pesar que subterráneamente, el
hombre común y el profesional de la medicina han empezado a incursionar
en ese conocimiento inmemorial del peyorativamente llamado "mundo yuyero".
La Herboristería nace quizá
allá, en los mundos de los hiperbóreos, atlantes y lemures, pero más adelante,
ya dentro de nuestra ancestral cultura, aparece en la milenaria China,
donde los médicos tenían reales conocimientos de botánica, entendiendo
y aplicando los verdaderos poderes curativos de muchas hierbas. Nuestro
conocido e inolvidable PARACELSO, el gran médico alquimista, ideó aquel
maravilloso sistema de extraer el principio activo de las plantas para
fines medicinales. Quizá este filósofo y naturista, adalid de la Alquimia
Trascendental, sabía que el hombre primitivo, guiado por su instinto,
supo reconocer perfectamente aquellas hierbas que tenían facultades terapéuticas,
para aliviar su sufrimiento y sus dolores físicos; ya sabía que las enfermedades
eran siempre espirituales y que luego se enraizaban en nuestro cuerpo.
Hoy, en este siglo, en la
misma China donde, por ejemplo, el Instituto Farmacológico de Pekin realiza
experimentos diarios con extractos de hierbas conocidas como también desconocidas
para muchos científicos, publicando manuales de Herboristería, muy amplios
y detallados, dando una jerarquía académica que años atrás no tenía esta
disciplina tan fabulosa para la sanación del ser humano.
Sucede exactamente lo mismo
en países de Europa y Norteamérica, donde el florecimiento renovado de
la Terapéutica de la Naturaleza cada vez está llegando a más gente y a
mis primeros planos de consideración pública.
Hemos visto en tantas ciudades
y países recorridos, farmacias que exhiben, al lado de los fármacos químicos,
gran variedad de hierbas; y es más, éstas ya no están presentadas "humildemente",
como se hacía antes, como cultura subterránea, sino que vienen envasadas
en atractivos recipientes, que indican, a su vez "la garantía de origen
natural".
Miles y miles de personas actuales están aliviándose de dolores, desintoxicándose
de la química de los laboratorios, tranquilizándose sin "pastillitas,
con los remedios de las publicitadas plantas de la Naturaleza que tienen
fama de excelente actividad terapéutica; podríamos decir, que se ha producido
"una venganza" del injustificado olvido, en el cual se las tuvo durante
mucho tiempo y con un desprecio científico, que pasó a lo popular.
La misma ciencia ortodoxa
apoya este renacimiento herboristeristico, porque aún recuerdo aquella
extraordinaria conferencia del DR. ANDREW WEILL, de la Universidad de
Harvard, de los Estados Unidos en la cual nos explicó, con lujo de detalles,
a todos sus numeroso espectadores asombrados (me incluyo) todas las curaciones
que hacían lo que llamamos PLANTAS MAGICAS, las mismas que ancestralmente
utilizan los aborígenes de América toda (que el Dr. Weill como yo hemos
recorrido en forma total), dentro de un contexto cultural oculto y que
trato de reflejar en mis documentales "EL REINO SUBTERRANEO y " CHAMAN.
EL QUE CAMINA ENTRE LOS MUNDOS".
Las propiedades del tabaco
y la coca, cuando no son trabajados químicamente, son excelentes para
las sanaciones estomacales, vías urinarias, afecciones pulmonares y cardíacas;
este humo del tabaco que ingerimos diariamente con nuestros cigarrillos
químicos (pensar que una famosa compañía tabacalera auspicia muchos eventos
deportivos), no tienen nada que ver con la pipa indígena que los chamanes
usan "medicinalmente" para sus enfermos. Lo mismo sucede con el café,
que hoy lo rodeamos con toda la química de la actualidad, alejándolo definitivamente
de la planta natural, que actúa muy bien en actividades cancerígenas;
yo, personalmente, he visto a los indios aruacos en Colombia o los ugha
mungulala del Amazonas hacerlo con resultados extraordinarios. En experiencias
chamánicas vividas tanto en Perú, México, Panamá, y otros países americanos,
he visto sanaciones realmente espectaculares.
Con respecto a lo que habla
el Dr. Andrew Weill, en este mismo portal, en el sitio de ADRIANA FERREYRA,
tienen nuestros navegantes más detalles sobre las ideas de médico norteamericano,
hoy quizá uno de los más destacados y populares del país del Norte.
En esta gran vorágine que
vivimos en la actualidad, hemos recapacitado y desandado la madeja del
tiempo porque aquellos mismo detractores de la Herboristeria (los mismos
médicos) son ahora sus grandes propagandistas; dar muchos pasos hacia
delante, para retroceder inteligentemente uno o dos, es de seres pensantes,
y también de genios.
Cuando nos detengamos en escaparates
de farmacias, en el país que estemos, y se exhiba un VALIUM junto a un
envase de TILA, sonriamos y pensemos que la NATURALEZA ES SABIA Y TIENE
RAZON.
Además, no hay producto farmacéutico
de laboratorio que no haya salido de una planta natural, que está allí
en los reservorios de la Madre Tierra esperando que la utilicemos y no
la "quimiquisemos". ¿No le parece?
Lo mejor para todos ustedes y GRACIAS POR ESTAR ALLI.
El Quinto Hombre
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