Revista Digital de El Quinto Hombre

LA INICIACION ESENIA

                                                                                
Por Rosa Sureda - Argentina



Egipto y la India fueron los codificadores de la disciplina Iniciática y lograron aislarla totalmente de toda tendencia política y religiosa. De ese modo surgieron los "MAESTROS" de Iniciados dentro de los más altos niveles. Su grado de evolución les permitió darse cuenta que el único compromiso del Hombre es "consigo mismo".

Sin supuestos filosóficos para elaborar esquemas sobre ellos, estos sabios encontraron todas las respuestas en el universo y se dedicaron al estudio de las ciencias naturales. De este modo suplantaron la creencia de un Dios omnipotente, omnipresente y creador por lo que llamaron "LAS FUERZAS". El dogma, el culto y los ritos fueron desplazados por la idea de que el hombre es el único artífice de su suerte y desgracia. Sólo él puede lograr de sí mismo algo mejor. Admitieron al mismo tiempo, que, aquellos que no estuvieran capacitados para imponerse a sí mismos, mejores pautas de conducta, tenían la necesidad de estar respaldados por ciertas creencias coactivas. Estas, y algunas otras bases más, desprendieron a la Iniciación de todo compromiso religioso, respetando al mismo tiempo las creencias de cada época.

La desvinculación política fue mucho más difícil, dada la influencia de los Sacerdotes del Templo dentro del gobierno. Los Iniciados Mayores, cuando pudieron medir en toda su extensión las terribles consecuencias que trajo aparejado "el poder" era tarde. Aquellos que habían logrado colocarse en puestos de prestigio no estaban dispuestos a renunciar. La única solución posible era el cisma que de hecho se produjo. Los Maestros de Iniciación se retiraron, a las montañas o a lugares alejados de la ciudad, con el fin de fundar nuevas escuelas de iniciación sin base política o religiosa. Pensaron que ya las nuevas generaciones podían incursionar solas en el amplio espectro de las posibilidades que ambas le ofrecían. Lamentablemente estos maestros no se equivocaron y desde entonces los móviles de todas las guerras fueron "la ambición del poder en sus distintas manifestaciones y las creencias de quienes pretenden tener la verdad e imponerlas".

Así, independientemente de "ideas prestadas" y de falsos ídolos elaboraron un sistema de observación de "adentro hacia fuera" que permitiera establecer relaciones simples para llegar a la verdad absoluta. La permanencia de algunas leyes fijas e inamovibles dentro del orden natural despertó sus mentes a las realidades escondidas por los usos y las costumbres de la cultura en sus variedades de la endoculturación y transculturación. Este racimo de hombres repartidos a todo lo largo y lo ancho de la historia dieron vida a sus ideas en las figuras de Platón, Pitágoras, Galileo, Keppler, Descartes, Dante, Newton, Mozart, Miguel Angel, Leonardo Da Vinci y muchos otros más.

De esta sabiduría milenaria los Esenios se hicieron eco y aumentaron sus propios conocimientos a través de la acumulación de datos obtenidos de otras escuelas, y establecieron estudios comparativos que los llevó a establecer los fundamentos de la electricidad.

Hoy hace veinticuatro siglos que nació la civilización Esenia. Los seres que a ella pertenecieron recibieron la orden de encaminar los estudios de Sabiduría Superior y las escuelas Esenias creadas en ese entonces gravitaban en las fuerzas mentales y suprafísicas, que debían ir aumentándolas con ejercicios de meditación, retrospección y concentración, pero agregando a sus conocimientos ya adquiridos los de profundas filosofías antiguas desenterradas de fosas egipcias, criptas funerarias, pirámides y monumentos ocultos o sepultados para la vista de la generalidad de la gente.

Estos estudios filosóficos leídos, comparados y estrictamente analizados se fueron uniendo con otros similares obtenidos en otras fuentes regionales. Esos estudios de profundidad suprema fueron acumulados tomando minuciosas precauciones para que no fueran en su traducción adulterados sus conceptos genésicos, porque podía provocar la desviación del concepto principal. Estas recopilaciones fueron aumentando año a año, siglo tras siglo y así se llegó a reunir las principales enseñanzas de las ciencias Metafísicas y Supranormales (Prólogo del Libro Los Esenios).

El orden lógico indica que tomemos primero la Gran Iniciación Egipcia, pero esto nos impediría medir en toda su extensión la influencia que tuvo en todas las estructuras de las religiones posteriores y perderíamos la proyección de las ideas. Hemos suplantado el orden cronológico para retomarlo al final y hacer un acabado esquema de la realidad.

Dos grandes religiones han abarcado desde hace siglos la mayoría de las creencias, el Judaísmo y el Cristianismo. Ambas han tenido una madre en común que no ha muerto: el pueblo judío. Rico en tradiciones e influenciado por el dominio egipcio y el Imperio Romano, supo conservar admirablemente la unidad de las ideas a través de su Dios Unico y masculino.

Los antiguos judíos estaban en gran parte divididos en tres Sectas. Los Fariseos, quienes vivían en rigor y austeridad pero eludían los preceptos de la ley. Los Saduceos negaban la inmortalidad del alma y la resurrección del cuerpo. Los terceros, estimaban practicar una vida venerable, usaban el nombre de Esenios, son judíos por su raza, pero están unidos entre sí por un mutuo afecto (Flavio Josefo, Guerra de los Judíos).

Una de las características del pueblo judío fue siempre no aceptar entre ellos a nadie que no practicara sus creencias. Los Esenios disintieron en esto. Al no tener una doctrina dogmática y ahondando permanentemente en la búsqueda de la sabiduría, si bien eran en su mayoría de raza judía, albergaban a todos los que voluntariamente entraran a la Secta sin discriminación. La única exigencia era el celo por la virtud y el ardiente amor a los hombres.

Características fundamentales de los Esenios.

Quienes desean ingresar en la secta, no tienen acceso inmediatamente. El postulante espera afuera durante un año, se le propone el mismo género de vida y se le entrega un vestido blanco.

Luego si durante ese tiempo ha dado pruebas de resistencia puede participar en un grado superior pero no se le admite aún en la intimidad; en efecto, después de haber demostrado su constancia, se observa su carácter durante dos o tres años, y si parece digno, entonces se le recibe definitivamente en la secta. Antes de compartir la vida en la comunidad, pronuncia ante sus hermanos "EL JURAMENTO". Jura en primer término, practicar la piedad, observar la justicia en relación a los hombres y no faltar a nadie, ni espontáneamente ni por orden; aborrecer siempre a los injustos y combatir en común con los justos. Se mostrará siempre leal con todos. Respetará las autoridades ya que no ha nacido para dividir y la VERDAD será el único norte de su vida. Del mismo modo no retendrá los conocimientos adquiridos con fines de lucro, sino que, los deberá compartir, para que sean aumentados y perfeccionados. (Josefo, Antigüedades Judaicas).

Del mismo modo responderá con su vida antes de revelar alguno de los secretos al profano. Tampoco podrá alterar el "conocimiento" con especulaciones, todo debe ser demostrado. Cultivar y estudiar plantas medicinales para aliviar a los enfermos que encuentre durante sus viajes.

Después del "JURAMENTO", formaba parte activa de la comunidad y se le permitía el ascenso a las cuatro categorías en que se dividían.

Nada más maravilloso y conmovedor que las crónicas de los historiadores Filón, Josefo, Plinio, Eusebio de Cesarea traducidos por Dupont Sommer, donde aparecen pese a pequeñas divergencias la unidad de concepto basado en la admiración y el respeto hacia los Esenios.

Dice Filón, que entre los Esenios, no hay absolutamente ningún niño pequeño, ni aún adolescente o joven, dado que los caracteres de esta edad son inconstantes y propensos a las novedades a causa de la falta de madurez, sino que son hombres de edad madura tirando a la vejez, a quienes ya no arrebataba el flujo del cuerpo ni arrastraba las pasiones, sino que gozan de la libertad verdadera y realmente única.

Son justos árbitros de la ira, hombres que dominan sus impulsos, modelos de lealtad y artesanos de la Paz. En lo concerniente al culto, no sacrifican animales sino que juzgan más conveniente volver verdaderamente santos sus pensamientos.

Hay que admirar en ellos la práctica de la "virtud", la justicia, que no ha existido nunca en ningún griego o bárbaro, tan sistematizada y elaborada de manera tal que nada queda fuera de ella. Hoy en día completamente desvestidos de aquellas cosas que leí fueron propias en una época, los Esenios han legado parte del conocimiento a las futuras generaciones desvistiéndolo un poco de los misterios. De esta nueva postura podemos desertar de la lectura de nuevas concepciones filosóficas que si bien no son un consuelo para lo incomprensible, abre una ventana a lo desconocido que como tal no debe ser rechazado.

En el Libro Primero de los Esenios leemos páginas como la que vamos a copiar literalmente para que no se pierda nada de su riqueza.

"Es la ciencia que se ocupa de descubrir la verdad. En ella está encerrada toda la fuente de Sabiduría Universal. Es leerla y leerla tratando de hallar en sus riquísimas, pero simples palabras, lo que cada una de ellas encierra. Investigando la tónica principal de la misma, nos encontramos que ella marca o limita un sendero para penetrar en la profundidad de sus enseñanzas. Porque allí está encerrada toda la capacidad mental y espiritual de los seres que han ido descubriendo poco a poco las verdades ocultas en esas simples palabras pero de una profundidad ilimitada.

El desarrollo presenta la verdad desnuda, para aquellos que quieran encontrarla pero no así para quien no está aún en la hora de la "luz". Sobradas razones tuvieron los Esenios cuando trabajaban intensamente y permanecían en el silencio y ocultos sus trabajos, pues no todos, pueden estar en la misma idea. Ojos neófitos y mentes oscuras solo pueden obstaculizar y desvirtuar la verdad. (Oreb-Raja-Aarí-Esenios I).

La verdadera razón de estos estudios, es sacar de las entrañas del mundo, lo que puede ser expuesto a la luz de todos. Puntos oscuros que no han podido aclarar los análisis litúrgicos ni bíblicos, buscando llegar a la verdad encontrarán que pasajes bíblicos desmienten o contradicen las obras recopiladas por los Esenios, pero buscando el paralelo de esos principios encontrarán que cada verdad es adaptada a su época para su comprensión.

Cuando Galileo dijo que la Tierra gira alrededor del Sol, y se descubrió que el planeta era "uno más", el hombre dejó de ser el Centro del Universo haciendo caer por tierra la concepción "el hombre rey de la creación". Incluso el advenimiento del estudio de los OVNI desconcierta aún más nuestro legítimo derecho sobre el planeta. Recordemos tan solo que algunos libros valen por su riqueza legendaria afectiva, más que por sus aseveraciones científicas. De ahí a la aparente discordia de los Esenios, reales estudiosos científicos, con la Biblia.

El Hombre Dios es una idea que suena sacrílega, pero en manos de los Esenios es la simbología de una nueva forma de vida, que le permite estar por encima de las trivialidades, "el pecado" de sí mismo y hacer de esta vida un objetivo y fin de la existencia.

"Encontrareis que en todos los sistemas y métodos empleados para desarrollar el mundo mental siguen un curso de gran ejercitación y perceverancia", pues no siendo así, no se puede llegar al máximo desarrollo de las fuerzas mentales.

Muchos creen que las facultades para someterse a un sistema de disciplina, son propias de los grandes seres, pero está ahí al alcance de todos los que las busquen, independiente de sus diarias actividades.

"Un ser que tenga inquietudes, que sienta la necesidad de encontrar la verdad, aunque carezca de aparentes condiciones, puede lograrlas con solo ponerlas en ejercitación. Claro está que ese desarrollo debe llevar un sistema, un orden gradual y poco a poco ir despertándose. Para lograr un grado de desarrollo metafísico es necesario de un Sistema u Orden, un acondicionamiento especial del cuerpo en concordancia con los mundos de cada individuo".

Claros, precisos, pero guardianes celosos de la sabiduría milenaria, los Esenios sacan a la luz del mundo, conceptos que en otras épocas podían haber sido mal entendidos, pero hoy, esta escuela está más cerca de la ciencia que ninguna otra.

Las primitivas concepciones filosóficas que los unían a alguna rama de religión, parece que a desaparecido en la actualidad. Munidos de un cierto respeto por la Divinidad, los Esenios creen en la reencarnación, en la superación del espíritu, los distintos cuerpos, los centros de la energía y la transmisión de la misma.

No se parecen en nada a los primitivos Esenios que también fueron dignos de admiración, pero como todo lo que evoluciona, cambia para permanecer; ellos aún subsisten en el marco de los que no necesitan mostrarse para ser encontrados.

Su obra, su mérito y el agradecimiento de la Iniciación fue la conservación de la disciplina "casi pura" y gracias a ellos no ha muerto.

El Quinto Hombre