Revista Digital de El Quinto Hombre

Hallazgo documental- Desde España
EL ROSTRO DE LA SÁBANA SANTA: HISTORIA DE UNA RECONSTRUCCIÓN
Nota I




Por Rafael Cabello Herrero y José Manuel García Bautista





Uno de los mayores enigmas con los que se enfrenta el ser humano es el de tratar de poner facciones e imagen al rostro de Cristo. Hasta nuestros días han llegado muchas interpretaciones artísticas de diferentes autores e incluso la imaginería se ha acercado de forma notoria hasta este tema, sin embargo jamás hemos tenido la certeza de que el rostro representado se acercara a la imagen real del galileo. Hoy sin embargo, en nuestro país y gracias al trabajo concienzudo del Profesor de Bellas Artes Dr. Juan Manuel  Miñarro, nos acercamos a la aproximación más veraz que el ser humano ha hecho sobre el rostro de Cristo apoyándose  en el lienzo de Turín y teniendo a su alcance todos los medios de los que la Ciencia hoy es capaz de aportar.  El profesor Miñarro ha logrado modelar el supuesto rostro de Cristo en un estudio sin precedentes en el ámbito mundial y cuya memoria de este, sin dudas, importante proyecto hoy reproducimos con su autorización expresa.



EL VERDADERO RETRATO DEL HOMBRE DE LA SABANA SANTA DE TURÍN

(Reconstrucción basada en métodos de fotometría y apoyo infográfico)

La idea de realizar un estudio escultórico sobre la misteriosa figura del Hombre de la Sabana Santa de Turín,  surgió  a partir de un artículo que publicaba el diario El mundo el pasado 28 de marzo.   En dicho articulo,  aparecía el rostro de un hombre que,  según un grupo de científicos de la Universidad de Manchester,  podría ser el verdadero retrato de Jesús de Nazarét.   El trabajo de estos científicos era un encargo de la BBC,  parea un programa de televisión que se titularía  "Hijo de Dios".

El grupo de estudiosos,  encabezados por el especialista forense Richard Neve,  habían utilizado,   para la posible reconstrucción del retrato de Jesús,   un cráneo de varón extraído de las excavaciones de unos enterramientos del Siglo I   en Jerusalén.   Por otra parte también habían manejado fuentes iconográficas procedentes de sinagogas  de los siglos I y III.

Con las fuentes mencionadas  y un avanzado programa gráfico como método científico,  habían conseguido la imagen de un rostro de varón,  a nuestro parecer de rasgos bastante vulgares.      Pero lo que resultaba más controvertido,  era que las facciones  no coincidían para nada con el retrato de Jesús difundido por el Arte a través de los tiempos.   Retrato,   que por otra parte,  si parece coincidir con el misterioso rostro de la Sábana Santa de Turín.   Y no debemos de olvidar que el rostro de Turín  sí guarda múltiples coincidencias con los iconos de Jesús  que se difunden a partir del siglo VI.

El rostro recreado por los científicos británicos enseguida tuvo eco en los medios de comunicación,  que rápidamente se hicieron  con la noticia.    La polémica saltó posteriormente a los medios informativos y el trabajo de los universitarios de Manchester, tuvo más de una critica.    En nuestro caso produjo cierta rabia  y  desconcierto,  ya que era clara la carencia de toda base científica.   No debía,  bajo ningún pretexto,   admitirse que un retrato de Jesús ( un personaje histórico)  pudiera  reconstruirse utilizando un cráneo cualquiera,  y por lo tanto arbitrario.    Máxime cuando la fisonomía de un rostro sabemos que depende fundamentalmente de un soporte óseo individual, y característico.   La posibilidad de que el ensayo de los británicos fuese semejante  siquiera al verdadero rostro de Jesús,  entraría   en el terreno del más puro azar.   Sobre todo cuando sabemos que en la Jerusalén de aquella época convivía una amalgama de etnias de muy diversos orígenes.  

Para nuestro entender,   se había cometido una falacia científica insostenible.   Tan insostenible,  como si un supuesto equipo de científicos pretendiesen por el mismo método deducir el verdadero retrato objetivo de Julio Cesar,  utilizando el cráneo de un ciudadano romano de la misma época.   La antropología física demuestra que la reconstrucción facial de un determinado individuo solo puede ser ensayada sobre su propia estructura ósea.




ARGUMENTOS CIENTIFICOS DEL PROYECTO

Toda teoría o hipótesis científica debe basarse en un numero suficiente de  hechos demostrables  y a la vez de la comprobación de un patrón de regularidades o coincidencias.   De la sistematización de estas observaciones de pende la deducción de un número X de probabilidades,  y por lo tanto el fundamento para que un determinado hecho pueda ser extremadamente probable,  improbable o una certeza científica.

La Sabana Santa de Turín,  ha sido y es la reliquia,  y a la vez el objeto arqueológico,   más estudiado por la comunidad científica desde el año 1.898.  Jamás un objeto antiguo ha convocado para su estudio un cuerpo científico multidisciplinar tan extenso.   Hasta ahora nadie ha podido demostrar la falsedad de la imagen impresa.  Igual que tampoco se sabe con certeza su naturaleza y origen de la impronta.   Incluso las pruebas de carbono 14 realizadas el año 1.998,   han sido posteriormente desautorizas  con argumentos científicos que rebaten los resultados de la datación,   que daba como origen del lienzo el siglo XIII.

En la Sabana Santa aparece una imagen latente, de un cuerpo de varón yacente,  que presenta todos los estigmas de un crucificado,  pero  con  unas  coincidencias puntuales con la crucifixión de Xtro  según las narraciones  evangélicas,  que resultan como menos inquietantes..   La posibilidad de que la imagen de este varón sea la de Jesús de Nazarét,  ha sido estudiada por muchos científicos,  y las conclusiones han sido diversas pero nada despreciables.

En el año 1.972,  el ingeniero Francés Paul de Gail,  reemprendiendo unos cálculos ya realizados por Yvés Delage;    y con fundamentos en  datos históricos y científicos comprobados sobre la Sabana Santa,  dedujo una formula matemática de probabilidades.    Para la  formulación,  utilizó el análisis de 7 variables,  y dedujo que las probabilidades de que la imagen de la Sabana Santa no sea la de Jesús de Nazarét,  eran de uno partido por doscientos veinticinco mil millones.

Según esto es extremadamente probable que el retrato verdadero de Jesús sea el de la imagen latente que aparece en los lienzos de Turín.   Y esto si es un dato científico a tener en cuenta.

Además  de Paul Gail,  otros científicos han investigado las coincidencias entre el retrato artístico de Jesús,  y  él  que aparece en el lienzo de Turín.    Entre ellos destacaremos a  Georges Gharib,   Ian Wilson y Alan D. Whanger.  Concretamente este último,   profesor de la Universidad Canadiense de Duke,  ha descubierto extraordinarias coincidencias entre la Imagen Sindónica  y los iconos bizantinos que emanan de la antigua ciudad Turca de Edesa  a partir del siglo V.    Utilizando unas técnicas de imágenes  fotográficas,  luz polarizada  y  fotometría,    ha llegado a descubrir más de 145 puntos de coincidencias entre estos iconos y el misterioso rostro de la Sindone.   

Por lo tanto debemos de manifestar y defender otra hipótesis científica deducida de estos estudios,  cuyo enunciado sería:  "Es extremadamente probable que  el rostro de la Sabana Santa de Turín,   La Sindone o Santo Mandilón,  sea la inspiración y el referente que los artistas utilizaron para  el cambio  radical en  las representaciones cristíferas".    Sería pues la Sabana Santa,   la que dio lugar al retrato oficial de Xtro acuñado por el Arte y que ha llegado hasta nuestros días.    El Jesús de los primeros siglos de la era cristiana era representado con pelo corto,  imberbe o con barba rala.   A partir del siglo V y VI,  la imagen  comienza a ser extremadamente parecida al rostro del hombre de la Sindone:     Las características básicas son:  pelo largo y dividido al centro;   barba larga y bífida;   rostro de facciones alargadas  y bien definidas;   pómulos prominentes;   cejas en arco fuertemente  marcadas;   ojos almendrados y exoftálmicos;   boca  de labio inferior prominente;   nariz diferenciada en sus tres segmentos constitutivos: raíz, dorso y punta.

Por todos los argumentos anteriormente expuestos,  creemos que las probabilidades de reconstruir un retrato de Jesús de Nazaret,  utilizando los Lienzos de Turín es mucho mayor  y tiene  más base científica,    que utilizar un cráneo cualquiera de un Judío del siglo I.



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