Revista Digital de El Quinto Hombre

EL ÉXITO, LA GRAN DROGA.




Existe una droga que le hace un daño enorme a mucha gente. No es la cocaína ni la efedrina ni ninguna otra "ina" o "ana". Se trata de una sustancia altamente tóxica que no es de orden químico ni material. Es visible e invisible a la vez. Crea adicción, pero no se aspira ni se fuma ni se bebe ni se inyecta. No tiene olor ni se toca. Atrae intensamente. Quien la posee provoca admiración, envidia, odio y amor. Algunos dicen no desearla, otros confiesan morirse por obtenerla. El mundo gira a su alrededor.


por Ricardo Talesnik

Esa droga satisface con creces la necesidad de sentirse poderoso, brillante, ganador. Vence a la depresión, garantiza que todo saldrá bien. Otorga fe, fuerza, confianza. Disipa temores, angustias e inseguridades. Nos permite atravesar la jungla cotidiana convertidos en feroces depredadores que compiten por la victoria sin temor al fracaso y a la derrota. Es un espejo en el que nos miramos para saber cómo somos y cuánto valemos. Ella es sinónimo de fama, dinero, poder. Alza nuestra autoestima al tope. En un planeta sin timón y sacudido por los implacables vientos del interés personal y la ambición ella nos defiende y nos permite ocupar un lugar en el que nos sentimos amparados, protegidos. Su ausencia produce amarguras, resentimientos, envidias y genera violencia y enfermedad. El síntoma de abstinencia es insoportable. Esa droga irresistible que brinda tanto placer a quien tiene la dicha de consumirla es el Éxito. Entre algunos que lo alcanzan, existen quienes no quieren dejarlo nunca más y hacen todo lo posible por incrementarlo y aumentar las dosis. Aunque se encuentren en pleno goce triunfal, sufren por el temor a perderlo. Se torturan pensando en cómo alimentarlo y sostenerlo para que no se desvanezca. Si el Éxito los abandona son capaces de destruirse a sí mismos como castigo por no poder reconquistarlo. Para ellos es tan angustiante el éxito como el fracaso. Ser nadie en un sistema de vida donde hay que ser alguien les resulta insoportable. Ser alguien en una carrera de obstáculos colmada de competidores insaciables sin límites ni escrúpulos resulta, finalmente, agotador. Depender todo el tiempo de la opinión y la aprobación de terceros, es una tortura. Por eso, a veces, algunos buscan en la muerte un alivio a su tormento.

El Quinto Hombre