Revista Digital de El Quinto Hombre

OPERACION RESCATE EN TACUAREMBO ¿UN CASO CUASI-PERFECTO?

 

Introducción

El incidente de marras culmina con 11 años de seguimiento investigativo. Desde aquel 1977 que viajamos por primera vez a Tacuarembó, hasta 1988 con la OPERACIÓN RESCATE. Pero semejante espera tuvo su premio, ya que los 165 gramos de restos metálicos traídos desde Uruguay, sobre un total de 4,700 kilogramos recolectados, pasan a constituirse en un RECORD ARGENTINO DE PESQUISAS (¿y del mundo?), si nos atenemos a los menos de 20 gramos recogidos del promocionado caso Ubatuba, Brasil (1957) y de otros similares…


Por Luis Burgos


Comienza la historia...

Una tarde de mayo de 1973, en momentos que llovía a mares en las cuchillas uruguayas de Pueblo Achar, pequeña localidad rural del departamento de Tacuarembó, una gran explosión, "similar a la caída de un rayo", se percibió en los alrededores de la estancia arrendada por Isidro Tito, hecho que fue acompañado por un fuerte olor "como a cable quemado…"


OVNI a la vista...

Paralelamente, varios pobladores ubicados en distintos sitios del pueblo y caminos adyacentes, ven descender "como un globo de luz rojiza" que se perdió tras las cuchillas. En completo silencio y sin maniobras extrañas, el fenómeno no presentaba una caída libre y su tamaño era apreciable...

Las evidencias físicas

A la mañana siguiente, don Isidro Tito, sale a recorrer el campo tratando a la vez de localizar la supuesta caída "del rayo de anoche". Pero grande fue la sorpresa al toparse con un extraño pozo con pedregullo que semejaba a un cráter. La formación consistía en un boquete de 50 cm. de profundidad, aún cubiertos por agua, en cuyo alrededor se levantaba un montículo de piedras que se esparcían en un diámetro de 6 metros. De sus bordes, se extendían 8 surcos de unos 30/40 cm. de ancho y 12 metros de largo. Parecía como el molde de "una rueda de un carro de caballos". La impronta de estos rayos en el terreno no pasaba el par de centímetros. Tanto en el cráter como en dichos surcos se observaba un polvillo blancuzco, similar al talco y en los alrededores, se notaba gran cantidad de pequeñas partículas "como de hierro rallado" (limaduras).
Conocido el suceso en el pueblo, el Sr. Leonel Montes de Oca junto a los vecinos Rodríguez y Fagundez, todos interesados en la problemática OVNI, empezaron a investigar la huella, comprobando que poseía un interesante campo magnético, superior al que desde ya contiene el suelo zonal, compuesto de la rojiza losa basáltica debido al hierro.
Pero salvo los curiosos lugareños, atraídos por la historia de que según Montes de Oca y su gente había un OVNI enterrado, NADIE (léase bien, NADIE) se apersonó en aquellos desolados parajes y por lo tanto, el caso fue pasando al olvido...

Los OVNIS siempre vuelven...

De allí nuestra Hipótesis Decimal. Pero lo concreto es que en los primeros meses de 1976, comienzan a visualizarse en varias localidades del Departamento de Tacuarembó repetitivas manifestaciones OVNI. Así las cosas, llegan reportes de Peralta, Curtina, Arroyo del Medio, etc., que tienen su pico máximo en la segunda mitad del año, cuando una verdadera "invasión de Ovnis" se abate en la región. Pero había un epicentro. Y era Achar. Y en Achar estaba el cráter de otrora. Y en los alrededores del cráter se formaba las 100 marcas de aterrizajes... Y estas huellas eran idénticas a las de otros descensos de platillos. Circulares, ovales y hasta una herradura de 18 metros, todas con un pasto verde intenso y la siempre presencia de hongos alrededor, adornaban un paisaje atípico. A partir de ese momento, el Fenómeno se extiende y llega al Departamento de Salto, también con las mismas características. Y nace por ende, el caso La Aurora. Pero eso es otra historia... con algo de SI, con algo de NO, con algo...

Y viajamos...

Una vez establecidos los contactos con Montes de Oca y preocupados por lo que nos contaba, decidimos llegar al lugar, sea como sea...
Pero... ¿qué nos decía don Leonel en sus cartas? Avistajes todas las noches, decenas de marcas en los campos, fotografías y hasta una película obtenida que había sido "retenida" por los militares, que ya a esta altura, estaban merodeando y tapando lo que afirmaban los vecinos de ése y otros pueblos, era parte de la correspondencia recibida, amén de la visita de un arqueólogo americano (?). En fin, el caso presentaba todo lo que se puede pedir.

Y llegamos...

Y después de largas peripecias por tierras uruguayas llegamos a Pueblo Achar a principios de 1977. Mis compañeros Daniel Galatro y Omar Becerro tenían las mismas expectativas que yo. La noche era tranquila. El micro que une la ruta Tacuarembó - Montevideo paró y nos bajamos en medio de una total oscuridad. No se distinguía una luz. Minutos después observamos luces que se acercaban. Y un grito: "¿Burgos?". Era Montes de Oca y "Pinocho" Rodríguez. Avisados por la Policía del pueblo, que habían recibido la comunicación desde Tacuarembó nos habían ido a recoger. Pero lo curioso es que hacía una hora y pico, "había pasado el Ovni de todas las noches". Así de simple. Como tren que para en una estación diariamente. O quizás, mejor. De allí que estaban con los largavistas al cuello "para verlo mejor..."

Investigación In Situ

Por la mañana iniciamos las investigaciones. Decenas de testimonios de los avistajes coincidían en sus descripciones: "como una luna rojiza..."
Las huellas en los campos superaban las 100 y se constituían en un nuevo récord mundial, luego desplazado por las 150 marcas de Atalaya, Provincia de Buenos Aires, en 1985. Algunas fotos si bien no eran determinantes, resultaban interesantes. Del famoso film, "ni rastros", y aún muchos vecinos mostraban cierta reticencia para declarar. Ocurre que el paso de los militares por la zona había hecho "olvidar" algunos avistamientos OVNI...
Así las cosas, concentramos el eje del estudio en las 2 pruebas de mayor consistencia: el cráter y las huellas. Atrás quedaban ya los relatos de objetos luminosos que subían y bajaban, que aterrizaban, los OVNIS transparentes, la noche en que un sinfín de "puntos de luz, similares a luciérnagas, que emitían rayos lumínicos" invadieron el pueblo, los contactos con extraterrestres, etc., etc. En otras palabras, prácticamente ratificábamos lo que Montes de Oca nos había comentado...

El cráter

Si bien el paso de los años había deformado el pozo original, ya que no se notaban los surcos ni menos aún, polvillo y limaduras de hierro, comprobamos que el montículo de tierra conservaba su forma, inclusive con su centro de algunos centímetros de profundidad. Pero hubo dos confirmaciones significativas:

1. Las piedras del cráter, efectivamente, estaban "QUEMADAS" y se partían ante el menor esfuerzo, contrastando con el pedregullo del exterior, totalmente consistente, de gran dureza, propio del hierro de las cuchillas uruguayas.
2. En el centro del pozo la brújula se desviaba 40º al Este, o sea, aún tenía magnetismo.

Estos dos puntos, sumado a los continuos avistajes zonales y la concentración de marcas en la superficie nos daban pie de que "algo" podría estar enterrado y que ese "algo" también era preocupación de los OVNIS que revoloteaban desde hacía varios meses. Ocurre que la huella original era tan elocuente que invalidaba de hecho, la caída de un rayo (generalmente produce una V en el terreno), la caída de un resto satelitario (produce surco o hundimiento) y la caída a tierra de un meteorito (tal vez, lo más parecido, pues produce una especie de cráter o pozo). ¿Pero qué elemento produce una marca con 8 rayos de 12 metros cada uno, quema las piedras, libera un polvillo y limaduras, y magnetiza la superficie?

Las huellas

Del CENTENAR, la herradura de 18 metros de diámetro resulta la más jugosa. Al igual que todas, verde resaltante, de un espesor de 30 cm. y con hongos en derredor (los famosos Calvatia Lilacina), se levantaba con su abertura central desde una cuchilla, días después que desde una finca de las proximidades vieran posarse "una gran luminosidad..."
Pero animales e insectos zonales nos confirmaban la presencia anómala. Según don Isidro Tito, el ganado prefería más el pasto de la huella que el del resto del campo. Y este hecho lo comprobamos, incluso, en otros casos de descensos donde las liebres se comen dicho pasto... y de paso lo mantienen cortito. ¿Cómo sabemos eso? Por la notable cantidad de excrementos que encontramos en las marcas, que disminuye en los alrededores.
También, otro fenómeno nos llamó la atención: un hormiguero había quedado dentro de uno de los bordes de la huella, pero dividido con una mitad en el borde y la otra, afuera. Ahora bien, las hormigas que vivían en la parte externa, abandonaron las celdillas y se fueron a las de la parte afectada. Con sólo observar el hormiguero se distinguía perfectamente la distinta coloración de la tierra.

Y nos volvimos

Con material para el análisis (tierra, piedras del cráter, hongos, etc.) y una suposición que cada vez se acercaba más a la realidad: "algo" había enterrado. Por ello, alentamos a Don Leonel y su gente, a que una vez conseguido los elementos de labranza necesarios, se dispongan a cavar el pozo... Sólo faltaba una muestra, para que el caso se convirtiera en casi perfecto...

Pero el tiempo pasó...

Y la escasa correspondencia que recibíamos (y no por culpa de Montes de Oca) se cortó a mediados de 1980 con una misiva proveniente de Tambores, otra pequeña localidad al norte de Achar. En ella, don Leonel nos informaba que se había mudado allí pero aquello que "suponíamos del cráter" había arrojado sus frutos: 4,700 kilogramos de material "duro como el acero y liviano como el aluminio" era el premio rescatado por esta gente uruguaya, merced a su esfuerzo y tesón.
De allí en más, una sola idea daba vuelta por mi cabeza: volver a Tacuarembó... y máxime ahora, donde me aguardaban unos gramos metálicos de ese OVNI de 1973. Pero el tiempo inexorablemente seguía transcurriendo y las cartas no llegaban a destino. En más de una oportunidad, estuvimos a punto de viajar, a punto, solamente.

Y 15 años no es nada...

Pues a mediados de 1988 organizábamos la denominada "Operación rescate". Quizás el título pareciera sensacionalista, pero la investigación posterior lo ratificaría. Ocurre que al no tener contacto epistolar con Tambores, no sabíamos siquiera si Montes de Oca aún vivía (físicamente), si se había trasladado o qué...
Por tanto, el 24 de Junio (¿les dice algo la fecha elegida?) partimos hacia Uruguay. Junto a Juan Izetta (F. A, O. La Plata), Claudio Visso (grupo CIFEP), Daniel López y Mario Ceperda (FAO Buenos Aires) y la asesora en Psicología/Parapsicología, Ana Pirali, iniciamos la ida en el móvil de esta última. Luego de interminables horas de viaje, de soportar la pérdida del cambio de la divisa a dinero uruguayo, de admirar el paisaje de los cerros y puentes de la ruta Paysandú - Tacuarembó, y de algunas anécdotas, por fin llegamos a Tambores. Y no fue difícil encontrar a Don Leonel. Bastó con preguntar si había en el pueblo algún interesado en los Ovnis para que la respuesta fuera contundente: "Allí enfrente vive Montes de Oca. El suele andar con esas historias..."
Y luego de la emoción del reencuentro, de la increíble amabilidad de él y su familia, de las primeras conversaciones, nos instalamos en el hotel que da justo frente a su residencia, que también es Oficina del Correo de Tambores, o sea, su lugar de trabajo. Pero hete aquí un hecho curioso, que verán posteriormente su importancia: la calle principal del pueblo divide a los departamentos de Tacuarembó y Paysandú. Es decir, que Montes de Oca vivía en Tacuarembó y nosotros estábamos en Paysandú...
Por la noche, asado mediante, comenzamos con la reubicación de los episodios a partir de 1973, los que podemos resumir así:

1. Desde 1978 a 1985 hay un período prácticamente nulo en avistaje OVNI.
2. Este se reactiva a partir del invierno de 1985, pero siempre en menor medida que antes.
3. A los pocos meses de partir nosotros, allá por 1977, excavaron y extrajeron efectivamente, los restos metálicos en cuestión...
4. Estos elementos no conservaban, una vez extraídos, magnetismo alguno (?).
5. Por aquella época, una vez se apersonó un coronel israelí junto a miembros de su embajada en Uruguay (?)... año 1978.
6. Nos ratificó, una vez más, la presencia en la "Estancia Churchill", de la región, de una comisión científica china que no permitían entrar a nadie (?)... año 1976.
7. Que hubo en aquel tiempo, encuentros con seres extraterrestres y que inclusive, él mismo, había tenido una experiencia de ese tipo (por ser un tema complejo y que puede o no tener relación, lo dejo para otra oportunidad).
8. Que por Tambores también habían ocurrido algunos descensos y que aún estaban las marcas (hecho que comprobamos al observar una "herradura", color verde, de unos 10 metros de diámetro, pegada a una alambrada, que debía tener cierto tiempo, pues ya se estaba borrando...).
9. Que solamente había un par de personas en el pueblo, interesadas en el tema, y que solía verse con la gente de Achar, distante a unos 140 km. al sur, pues estaban construyendo una edificación para el grupo investigativo, al que habían instalado un mirador para ubicar allí un telescopio (sin dudas, el espíritu investigativo seguía "vivo" en Don Leonel).
10. Que de los "metales" extraídos, le quedaban aproximadamente 1,500 kg. pues muchos se habían llevado pedazos...
11. Que le habían dicho que fueron analizados en el Ministerio de Agronomía y que resultó "un compuesto metálico con materia orgánica y restos poliníferos (?).

Sorpresas policiales

Pasada la medianoche, Claudio, Daniel, Juan y los hijos de Montes de Oca con otros chicos, se fueron al baile del pueblo. Claudio, que llevaba la cámara fotográfica, tomó un par de fotos de la reunión (orquesta, baile, etc.) y jamás pensó que "ese error de juventud" (frase que creo haber oído antes) le iba a costar tan caro. ¿Por qué? Sencillo. A la mañana, se apersonó un policía y me dijo que tenían que presentarse Claudio y Daniel. ¿El motivo? Habían sacado fotos sin autorización (?)...
Personalmente pensé que sería un trámite simple. "Un tirón de orejas y nada más". Pero me equivoqué. No sólo estuvieron demorados, sino interrogados de los pies a la cabeza, hasta el colmo de enterarnos que debían ser trasladados hasta el Juzgado de Tacuarembó, ya que si bien el baile fue en jurisdicción de ese departamento, la sub-comisaría estaba en el departamento de Paysandú y por ende, ellos tendrían que ser juzgados en donde habían cometido la falta (?)...
Pero evidentemente, había "algo más" detrás de este atropello. El oficial de turno me confiaba que "si no dejaba dos rollos de fotos no iba a salir de Uruguay (?)…"
Luego de idas y venidas, de haberse arruinado el viaje en parte y de cambiar un rollo por otro sin usar (trajimos sólo uno) y entregárselo a la policía, tomé la decisión de partir junto al resto del equipo, no sin antes confiar en la ayuda que podía brindarles Montes de Oca a los chicos, ya que el Correo estaba frente a la sub-comisaría y con la palabra del oficial de turno de que al día siguiente, lunes, una vez tomada la declaración iban a partir.

El regreso

En ese estado de cosas, y con la "mano medio pesada" emprendimos súbitamente el regreso. "No vaya a ser cosa de que estos milicos se enteren de que tenemos algunas piezas metálicas..." fue el pensamiento, al unísono, de todos. Es evidente que nuestra presencia en el lugar, había motivado entre los policías cierta inquietud. No sabían muy bien que habíamos ido a hacer por aquellos parajes, ni pensaron jamás que teníamos los metales. Sin dudas, algo de Ovnis era su preocupación, pero no era para tanto, ya que de haberlo sabido "todavía nos están corriendo..."
Con el único rollo de fotos que nos quedaba, en un bolsillo de mi campera, y con los restos del objeto regalados por Don Leonel, en el otro, raudamente el auto se desplazó por la ruta hasta que… la alconafta se agotó. Se hizo de noche y con los metales y rollo en mis bolsillos, solicité a no menos de veinte automovilistas, "algunas gotas de combustible...". Y entre uruguayos y algún brasileño, nos facilitaron la llegada a Paysandú. "Si pasamos el puente, seremos felices", escuché que alguien del grupo dijo. Y pasamos, no sin antes las lógicas preguntas de rigor en la Aduana: "¿Qué llevan?". A lo que respondí: "Nada importante. Restos de un PLATO VOLADOR...".
Y con el coche semi-fundido llegamos a Buenos Aires. Atrás quedaban los chicos, al que dos días después largaron, no sin antes pasearlos de comisaría en comisaría, deambulando por territorio desconocido. Según Daniel, le hizo recordar la película "La noche de los lápices" (desaparición de estudiantes). Qué paradoja resultó el viaje. Por un lado, "estos resabios de la dictadura uruguaya", y por otro, la amabilidad de la gente del pueblo de Tambores, más herrero que rural, con sus escasos 1500 habitantes y nacido a fines de siglo pasado con la llegada del ferrocarril, debiendo su nombre o bien a la forma de tambor de los cerros o bien a los ruidos percibidos en una cuevas entre el arroyo Blanquillo y el río Queguay, a unos 4 km. del pueblo, que semejan precisamente, a efectos tamboriles...

Los análisis

Una vez instalados nuevamente, el estudio se orientó a determinar el compuesto de las piezas, por lo que primeramente le hicimos nuestro propio análisis:

Nº de piezas traídas 3
Peso (gramos) Medida (centímetros)
Pieza 1 10,94 3,8 x 2,6
Pieza 2 41,61 6,0 x 4,0
Pieza 3 113,08 10,3 x 6,0
Peso total (gramos) 165,63
Porcentaje del total de 4,700 kg. 3,51 %
Detección de sometimiento calórico Positivo. Presencia de burbujas.
Detección de magnetismo Negativo. Contradice la comprobación de 1973 (?)
Detección de radiactividad Negativo
Elemento químico No determinado. Se asemeja al aluminio.

Con tan poco elementos de juicio y con muchas dudas e inquietudes, nos dirigimos a realizar en dependencias idóneas, los primeros análisis científicos, cuyo arancel fue de A 300 (Trescientos Australes)… ("nadie te regala nada en la viña del Señor...").

Institución Instituto de Geología Aplicada (INGEA) de la Facultad de Ciencias Naturales y Museo, de la ciudad de La Plata
Catedrático responsable Licenciado Raúl E. de Barrio, geólogo, matrícula 1418
Examen mineralógico 1. Rayos X2. Microscópico-calcográfico

Rayos X: Análisis difráctométrico por método del polvo, en difractómetro marca Rigaku, con tubo de cobre y filtro de níquel, a 1000 cps de escala y tiempo 1.
En el diagrama resultante se observa nítidamente 3 picos de intensidad correspondientes al Aluminio, según la ficha A. S. T. M.
Otro pico de menor intensidad, correspondiente al Titanio y un tercer pico, de muy baja intensidad, con valores no determinados.

Estudio calcográfico de probeta pulida: Se realizó un corte de feta de la muestra e inclusión en resina sintética, a los fines de hacer su devastación y pulido final, con abrasivos especiales y pasta de alúmina.

Se identificaron tres fases sólidas:

1. Un material de alta reflectividad, baja dureza y color blanquecino, que corresponde al Aluminio y es la base fundamental de la aleación.
2. Un material de mediana reflectividad, duro, gris azulado, que correspondería al Titanio.
3. Un material duro, de mediana reflectividad, gris blanquecino-azulado, que correspondería a las menores proporciones de la aleación.

Como resumen, entonces, podemos decir, que:

1. Los elementos son ARTIFICIALES, o sea, fueron construidos en laboratorios...
2. Que fueron sometidos a más de 660º C, pico donde comienza a fundirse el Aluminio.
3. Que el primer punto "INVALIDA" la posibilidad de que se tratase o bien de ALGO NATURAL DEL TERRENO o bien de un METEORITO, o sus restos (ausencia total de hierro).
4. Se nos recomendó realizar análisis complementarios específicos.

Por tanto, pasamos a otra entidad científica:

Institución Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional de La Plata
Área Laboratorio de Metalúrgica del Departamento de Mecánica
Catedrático responsable Ingeniero Alfredo C. González
Exámenes 1. Composición química2. Análisis metalográfico

Análisis químico:

Al 84,70 % Aluminio
Mg 5,50 % Magnesio
Cu 4,50 % Cobre
Si 3,90 % Silicio
Fe 0,80 % Hierro
Pb 0,25 % Plomo
Ti 0,15 % Titanio
Mn 0,15 % Manganeso
Zn 0,05 % Zinc
Ni Trazas Níquel

Análisis metalográfico: Realizado con microscopio óptico en un aumento de 150 x y sobre una muestra sin ataque químico y otra atacada con HF al 0,5 %.
Como resultado se concluye que la estructura corresponde a una aleación fundida, con segregación dentrítica típico de este tipo de proceso.
Como vemos, este segundo análisis, si bien mantiene unas pequeñas diferencias con el primero, especialmente en la proporción de Titanio, corrobora lo de la aleación artificial fundida y da mayores precisiones.


Pero para una mayor seguridad de lo actuado, le realizamos por intermedio de un asesor científico de nuestra Fundación, el profesor José Marengo ( ya fallecido), que cumplía funciones en la Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA) de Buenos Aires, una tercera verificación, que ratifica las anteriores:

Institución Comisión Nacional de Energía Atómica (CNEA)
Sección Difracción de Rayos X, Laboratorio de Microanálisis
Técnica utilizada Microsonda electrónica (SX 50)Va = 20 KvIm = 30 nAXtal 1 = PETXtal 2 = TAPXtal 3 = KAPXtal 4 = ODPB


Resultados: Se realizó un barrido con cada uno de los detectores a lo largo de todo su recorrido, con el objeto de detectar la composición de una muestra metálica. Se detectó la presencia de Aluminio como elemento fundamental, comparando cualitativamente su concentración con la del patrón, siendo sus niveles aproximadamente iguales.

Como vimos, la etapa de los análisis concluyó, pero lo más resaltante es que muy pocas veces en Ovnilogía se muestran exámenes de esta índole, claros, sin misterios, firmados por sus responsables y las entidades, corroborados varias veces, en fin...
Los investigadores están acostumbrados a que les vendan, resultados "sorprendentes y sensacionalistas". "Los análisis dijeron tal cosa...", se suele leer y escuchar. Pero ¿dónde los hicieron? ¿Quién los avaló? ¿Cuántas firmas responsables hay? ¿Cómo comprobamos su veracidad? etc., etc.
Señores, aquí tenemos una Facultad, un MUSEO y un ORGANISMO OFICIAL que dieron su veredicto.
¿Cómo que no hay nada extraterrestre? ¿O acaso Ud. pensaba que los estudios iban a arrojar elementos "desconocidos" en la Tierra? O que algún catedrático me abrazara y dijera: "Lo felicito, Burgos, esto es de otro planeta…"
A no confundirse, tal vez jamás estos estudios concluyan así. Los que evaluamos o no, la hipótesis extraterrestre, somos los que investigamos los hechos. No debemos caer en el facilismo de lo misterioso, de lo enigmático, de querer introducir nuevos elementos a la Tabla Periódica de Demetrio Mendeleieff. El Universo se compone exclusivamente de esos elementos y sus derivados, con mayor o menor pureza...
No esperemos de la ciencia clásica declaraciones de "pruebas extraterrestres" pues ni estos metales, ni los famosos hongos, ni la mayor o menor radiactividad y/o magnetismo, "prueban o comprueban lo extraterrestre", que por otra parte, es UNA alternativa de las varias que se manejan, para explicar el origen del Fenómeno OVNI. Lamentablemente, en Argentina, son pocos los análisis serios efectuados sobre evidencias físicas y pocos los que pensamos así. El caso Tacuarembó, prácticamente perfecto, nos mostró la "punta del ovillo…"


Fin

El Quinto Hombre