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LOS MISTERIOS DEL MUNDO - Nota III
 Lic. Oscar Hugo De Noia - Argentina
 
 
 ¿UN MISMO MUNDO PARA TODOS?
 Ahora vamos a tratar de comenzar buscando conocimiento verdadero. Para 
        ello primero es necesario diferenciarlo de la simple y común "ilusión 
        de conocimiento".
 La primera falsa ilusión de conocimiento nos la brinda el mundo 
        de los sentidos.
 Me refiero al sentido del "tacto", "gusto", "oído", 
        "vista", "olfato". Lo primero que uno cree es que 
        todas las demás personas tienen los mismos sentidos que nosotros 
        en intensidad, agudeza y sensibilidad. Eso se debe a nuestra tendencia 
        a homogeneizar, a igualar lo que nosotros sentimos, percibimos, a todos 
        los demás seres; es un residuo del pensamiento antropocéntrico 
        donde nos tomamos a nosotros mismos como medida de todas las cosas y como 
        punto central de referencia, es por ese mecanismo psicológico que 
        tendemos a pensar del siguiente modo: "yo siento tal gusto, por lo 
        tanto los demás también sienten lo mismo; yo veo tal cosa, 
        por lo tanto los demás también la ven o la verán 
        puestos en mi lugar".
 A poco que comenzamos a efectuar comparaciones, nos damos cuenta que los 
        sentidos no funcionan de ese modo homogéneo; vemos gente por la 
        calle que camina con poco abrigo, unos "sienten" más 
        frío que otros, eso ¿cómo es posible, si tenemos 
        el mismo sentido del tacto? También vemos personas que se quejan 
        de que la comida está muy salada y otro a la misma comida le agrega 
        sal, porque la encuentra sin gusto salado, ¿cómo es posible 
        esta diferencia si ambos tienen el mismo sentido del gusto o sabor?
 Una persona escucha un timbre que nosotros no escuchamos y que luego de 
        prestar atención recién descubrimos su sonido. Un ecologista 
        rural nos señala un ave echada en el suelo, nosotros no la podemos 
        ver por más que miramos en la dirección indicada, nuestros 
        ojos no logran descubrir el ave mimetizada con su plumaje entre la vegetación.
 Con estos sencillos ejemplos nos damos cuenta claramente que no todos 
        percibimos lo mismo teniendo los mismos sentidos.
 Se dirá que es una cuestión de sensibilidad; en parte es 
        correcto, hay personas cuyo umbral de percepción es más 
        bajo o más agudo que el de otras, pero también veremos que 
        no es tan sencillo, hay personas que no distinguen o perciben determinado 
        tipo de estímulos sensoriales, tales como ruidos, sonidos, colores, 
        sabores, olores, etc. Y en cambio perciben otros que las demás 
        no perciben, ¿cómo se explica esto?
 Ya no es cuestión de tener un umbral de percepción más 
        bajo, sino es cuestión de poseer un rango de percepción 
        desplazado, corrido, ¿y eso es todo? Por supuesto que no, recién 
        estamos comenzando a descubrir lo relativo de la información que 
        procede de nuestros sentidos.
 Hay personas que perciben con los sentidos olores, sabores, colores, sonidos, 
        etc. dentro del rango "normal", que los demás no perciben; 
        no es el caso de rango desplazado de percepción, sino de "islas" 
        o "ventanas perceptivas", inaccesibles para la percepción 
        de otros.
 Por lo tanto, podemos asegurar que cada persona ve y siente de diferente 
        modo, vemos distintos colores y sentimos distintos olores, como cada vez 
        que vemos un determinado color, o sentimos un determinado gusto lo aprendemos 
        a reconocer de entre los demás, cada uno de nosotros tiene perfectamente 
        individualizado su "rango" de percepción, cuando uno 
        se inicia desde pequeño en el mundo del aprendizaje, donde aprendemos 
        a "reconocer" la percepción, la cultura por intermedio 
        de los adultos que nos enseñan, padres, maestros, amigos, etc. 
        nos proponen un NOMBRE para identificar cada percepción sensorial, 
        por lo tanto de allí en adelante cada vez que estamos frente al 
        mismo estímulo lo reconoceremos y lo nombraremos por el nombre 
        convencional, cultural, que nos han enseñado a darle, pero eso 
        no quiere decir QUE TODOS PERCIBIMOS IGUAL, ni siquiera lo mismo.
 Pongamos un ejemplo, si a un niño le enseñamos cambiada 
        la convención de los nombres de los colores, cada vez que vea azul, 
        lo llamará por ejemplo, rojo, pero él está viendo, 
        en realidad, azul. Nosotros tratamos de explicarle que "ese color" 
        que él llama rojo, es azul, pero es sólo una cuestión 
        de nombres, porque en realidad no sabemos que percibimos cada uno. La 
        percepción se inicia en los sentidos, tacto, gusto, oído, 
        olfato, vista, y de allí se transforma en un estímulo nervioso; 
        como tal recorre el sistema nervioso hasta llegar al cerebro, allí 
        por medio de un proceso aún esencialmente desconocido se forma 
        una imagen mental, en relación al estímulo recibido.
 En experimentos se ha logrado formar imágenes mentales pertenecientes 
        a colores y olores inexistentes, por medio de pequeñas descargas 
        eléctricas en los centros nerviosos, de modo que esta experiencia 
        demuestra que ante determinada descarga bioeléctrica "creemos 
        percibir" algo que en realidad no existe, por lo tanto, la visión 
        del mundo es totalmente subjetiva para cada persona y lo único 
        que tiene en común con los demás es el LENGUAJE que crea 
        una falsa ilusión de HOMOGENEIDAD entre todos los seres, cuando 
        la realidad puede ser muy diferente, de una heterogeneidad inimaginable, 
        donde cada uno está inmerso en una realidad personal, distinta 
        a los demás y cree que la comparte con los demás, en ese 
        caso la función social del lenguaje es doble; por un lado permite 
        la comunicación y la "identificación" de los estímulos, 
        y por el otro lado, nos mantiene en la más absoluta incomunicación 
        encerrados en nuestra subjetividad, debido a la ilusión de comunicación 
        que nos crea y no hemos percibido ni superado.
 -CUANTO MAS SABEMOS, MENOS SABEMOS-
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