Revista Digital de El Quinto Hombre

¿HISTÉRICA YO?

Algunas personas muestran a lo largo de sus vidas, un modo de percibir la realidad, pensar, sentir y conectarse con los demás, que por su inflexibilidad y por los perjuicios que les acarrea en su desarrollo personal, social y laboral, deben ser considerados como verdaderos "trastornos de la personalidad."
La Sociedad Americana de Psiquiatría los describe entre los diez tipos de trastornos al: "trastorno histriónico de la personalidad". Se caracteriza por emotividad exagerada, una conducta francamente teatral y una necesidad permanente de ser el centro de atención en las relaciones con los demás.


por Lic. Iris Pugliese
Argentina
ipugliese@ciudad.com.ar

Las personas histéricas seducen al interlocutor, por su vivacidad, entusiasmo, obsequiosidad y tendencia a dramatizar; son generalmente el "alma de las fiestas". Esta clase de comportamientos puede aparecer en diferentes contextos y por ende son desadaptativos. Los sentimientos suelen ser expresados con rapidez y superficialidad, así como cambiar de un momento a otro.
El aspecto físico, así como la manera de impactar estéticamente en los demás, es el tema predilecto de preocupación; por eso invierten mucho tiempo y energías en vestirse y acicalarse. Como están exageradamente centrados en sí mismos, son muy subjetivos en la apreciación que hacen de la realidad, importándoles sobremanera la exteriorización de su mundo interior, siempre romántico. Se diría que se "auto dramatizan" y pueden tener accesos de mal genio con marcada frecuencia, en especial ante situaciones frustrantes para sus "caprichos".

La gente los acusa de ser hipócritas a pesar de sus encantos. Algunas décadas atrás se hablaba de "le belle indifference" de los histéricos, y no sin razón estas personas seducen más allá de que se lo propongan conscientemente.
Las personas afectadas por este trastorno, lejos de gozar de su encanto, lo padecen. Suelen sugestionarse con facilidad, son fácilmente influenciables, dependientes de personas con alguna autoridad y peligrosamente confiados. Pecan de ingenuidad. Sin quererlo, caen en el papel de "víctimas" o de "princesas".
Algunas veces, aprovechando de sus características histriónicas, pueden tratar de manipular emocionalmente a los demás y paralelamente ser dependientes e inmaduros.
Debido a su comportamiento sexual provocativo, es frecuente que tengan problemas con las personas de su mismo sexo en tanto son vistos como potenciales rivales.
Una de las maneras que tienen de coaccionar a los demás, lo constituyen las amenazas de suicidio, pero sólo apelan a estos recursos si se ven muy frustrados en sus propósitos.
Otras veces somatizan sus conflictos o se deprimen profundamente.
Si la patología es muy severa pueden deteriorarse e incapacitarse social y laboralmente.
Aunque sus vidas parecen "de mentirita", es necesario tomarlos muy en serio aportándoles la ayuda psicológica que generalmente necesitan, ya que su modo de ser deviene de tempranas experiencias infantiles que por motivos no han podido elaborar.
Si se tratan, mejoran con rapidez y pueden romper el círculo de seducción, represión, angustia y una serie interminable de frustraciones vitales.

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