Revista Digital de El Quinto Hombre

¿SE PODRA VIVIR EN MARTE?


Por Pablo A. Ingrassia
(Argentina)
Director del Observatorio Astronómico del
Instituto Superior del Profesorado
Dr. Joaquín V. González.




Marte es el planeta más parecido a la Tierra en todo el Sistema Solar, y de ahí la importancia de su exhaustiva investigación por parte de la NASA y otras instituciones europeas y rusas.
No es el planeta más cercano a la Tierra, ya que Venus le gana por unas decenas de millones de kilómetros, pero la elevada presión y temperatura de la superficie venusina harían imposible que cualquier astronauta pudiera explorarlo.
Marte es de color rojo porque toda la superficie está cubierta de óxido de hierro, y sólo se destacan sus blancos casquetes polares formados por lo que aquí conocemos como hielo seco.
El planeta tiene atmósfera, nubes y vientos, pero no se han hallado vestigios de agua corriendo por el suelo.
Las actuales misiones que exploran Marte van en busca de ese líquido vital, y su hallazgo facilitaría completamente la posibilidad de establecer una colonia de humanos en un futuro cercano.
Pero la cosa no es tan sencilla como se plantea. La falta de agua en la superficie de Marte no es algo casual, y obedece a otros factores: Marte no puede tener agua en estado líquido corriendo por su superficie por motivos que explicaremos en el presente artículo.
A pesar de su gran reputación, Marte mide un poquito más que la mitad de la Tierra, es decir, un 53 % del diámetro terrestre, pero su masa es del 11 % de la masa terrestre. A pesar de su pequeño tamaño, la superficie de Marte es similar a la superficie habitable de la Tierra (aquella que no está inundada).
La gravedad en Marte es del 38 % de la terrestre (una persona de 50 kg pesaría sólo 19 kg en Marte). Y aunque la inclinación del eje de rotación y la duración del día son similares entre la Tierra y Marte, la duración del año marciano es casi el doble que la duración del año terrestre debido a que, al estar más lejos del Sol, Marte debe recorrer una mayor circunferencia para completar una órbita; en virtud de ello, Marte recibe mucho menos calor que nosotros, por lo que la temperatura media al nivel del suelo es de -55º C.
Como se ve, es un planeta muy frío. Raras veces se alcanzan los 15º C en un caluroso día de verano marciano, pero por las noches, los valores descienden tranquilamente a -80º C.
La atmósfera de Marte es muchísimo menos densa que la atmósfera terrestre. Está compuesta en un 95 % por dióxido de carbono, un 3 % por nitrógeno y un 1 % por argón. Solamente un 0,06 % lo constituyen el oxígeno y el vapor de agua. El oxígeno es tan escaso que resultaría imposible respirar; es equivalente a nuestra propia atmósfera, pero a 35.000 metros de altura.
Pero la cosa más peligrosa en relación con la atmósfera de Marte es la presión, cuyo valor promedio es de casi 7 milibares (la milésima parte de la terrestre). Tal estado, cercano al vacío, podría tener un efecto particular sobre el agua en estado líquido sobre la superficie (ya sea una gota, un charco o un río): si la temperatura está levemente por sobre el punto de congelamiento, un recipiente con agua, o el agua presente en el torrente sanguíneo del hombre se transformaría rápidamente en vapor (herviría instantáneamente).
El punto de ebullición del agua (o de cualquier otro líquido) depende en gran parte del peso que ejerza sobre dicho líquido la atmósfera. A mayores presiones, más dificultoso es el trabajo del agua para alcanzar el punto de ebullición (en realidad la que lleva el peso del trabajo es la temperatura). Así es como funcionan las ollas a presión: sellando un recipiente de agua bajo una presión elevada, el líquido alcanza la más alta temperatura antes de hervir, permitiendo de este modo una rápida cocción de los alimentos.
La atmósfera de Marte, al nivel de la superficie, puede ser considerada una olla a presión pero que trabaja en sentido inverso: el punto de ebullición en Marte está muy cercano al de congelamiento, y un vaso con agua a temperatura ambiente burbujearía rápida y vigorosamente al no sentir el peso de una masa de aire sobre dicho líquido.
Pero aún protegido de las bajas temperaturas, del efecto de la presión y de la falta de oxígeno, una persona en Marte tendría que enfrentarse con otro inconveniente: debido a que Marte posee una capa de ozono más fina que la de la Tierra, la superficie se ve continuamente bombardeada por los rayos ultravioletas provenientes del Sol.
Esta peligrosa exposición no solamente daña las moléculas orgánicas produciendo mutaciones y posibles tumores, sino que también convierte al oxígeno presente en el suelo en super óxidos, como el peróxido de hidrógeno (agua oxigenada), que es un poderoso esterilizante, y que se combinan luego con moléculas de carbono para producir dióxido de carbono.
Y luego de enumerar esta serie de inconvenientes para una estadía al aire libre allí, parecería ser que no existe vida de ningún tipo sobre el Planeta Rojo, pero aún no se ha probado la esterilidad de Marte.
Si bien ningún experimento biológico realizado por las Viking en 1976 y la Pathfinder en 1997 arrojaron resultados positivos, las pruebas mostraron que nutrientes añadidos al suelo marciano parecían ser consumidos. Los científicos concluyeron que se trataría de meras reacciones inorgánicas debidas a los poderosos oxidantes del suelo. Pero en Marte, vivir debajo de la superficie tiene mucho sentido. Un requerimiento esencial para toda la vida conocida es el agua líquida, y la presencia de agua subterránea en Marte sigue siendo una posibilidad. Los organismos subterráneos permanecerían intocados por los super óxidos y escudados de la radiación ultravioleta. Ese es el objetivo de las misiones que actualmente deambulan por la superficie del Planeta Rojo, así que tendremos que esperar todavía las conclusiones de tan importantes experimentos que se están llevando a cabo a nada menos que 90 millones de kilómetros, con el único objetivo de colocar una tripulación de humanos allí, antes de mediados de siglo.


El planeta Marte fotografiado por
el Telescopio Espacial Hubble en 1997.




La superficie de Marte desde la misma Viking 1, en la región de Crisé o Llanura del Oro, cercana al ecuador marciano, en 1976.




Una multitud de profundos surcos marcados sobre la ladera de este cráter ubicado a los 42º de latitud sur en Marte evidencia un posible remoto pasado con abundante agua corriendo por una superficie que en la actualidad es sinónimo de un desierto estéril.

 


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