Revista Digital de El Quinto Hombre


FABIO ZERPA TIENE O NO TIENE RAZON?

Cuando los ovnis son sólo fenómenos de la naturaleza

Nubes de formas extrañas, meteoros y bólidos, satélites y hasta misiones militares secretas: fenómenos naturales o vulgares creaciones humanas suelen confundirse con naves enviadas por extraterrestres. Esta semana, el caso del piloto de Alitalia que observó un objeto desconocido reabrió la polémica. Pero hasta el momento no hay evidencias concretas de visitas de ETs.

Por Martin De Ambrosio

 

¿Extraterrestre? No, es el X47B, un modelo de avion militar de los EE.UU.
“Eramos nosotros”, le confesó entre risas un coronel de la Fuerza Aérea norteamericana al especialista uruguayo Milton Hourcade. Un grupo de pilotos realizaban, luego de la primera Guerra del Golfo, pruebas de aviones secretos que pasan inadvertidos hasta para los radares. Al día siguiente, los diarios de la zona californiana por donde volaban reportaban “ovnis”.
Las misiones militares ocultas, en las que se testean sigilosamente aparatos de formas desconocidas –entre ellas, de “plato volador”–, son unas de las hipótesis más probables a la hora de explicar las denuncias de que rondan naves extraterrestres por el vecindario. Pero no las únicas. Fenómenos meteorológicos, como nubes de formas extrañas y auroras boreales, u otro tipo de objetos creados por el ser humano como satélites o hasta la Estación Espacial Internacional en órbita puede llamar la atención por sus colores o fugacidad y hacer suponer que se trata de lo que no es.
Esta semana, los archivos desclasificados del Ministerio de Defensa inglés mostraron que durante años se investigó sin resultado positivo el caso de los pilotos de Alitalia que vieron en 1991 un objeto volador no identificado al aterrizar en el aeropuerto londinense de Heathrow. Y que estuvieron cerca de chocar. Si se trató de una misión secreta –según los pilotos el objeto tenía forma de misil–, la misma permanecerá en esa situación.
“Las industrias aéreas militares han producido una enorme cantidad de aparatos de formas y performances no-convencionales, que no son conocidas para el público en general, y tampoco de muchos científicos, astrónomos, meteorólogos o pilotos”, explicó a PERFIL Hourcade, radicado en los Estados Unidos (probablemente el país donde nació el “mito ovni”), a la hora de sostener su hipótesis preferida respecto de qué diablos pueden ser esos objetos voladores.
Para él, nunca es posible conocer todos los artificios que vuelan creados por el ser humano, porque si los gobiernos quieren mantener algo en secreto, lo logran. Además, para el historiador de la aviación, que la gente crea que en definitiva pueden ser visitas periódicas de seres de otros mundos es la coartada perfecta para estas “actividades de reconocimiento ultrasecretas”, como se las llama técnicamente.


Otros casos. Por su parte, el coordinador del área de astronomía del Planetario de Buenos Aires, Mariano Ribas, sostuvo que “lo más habitual de confundir con ovnis es el planeta Venus que, a baja altura sobre el horizonte, cambia de colores, luce brillante y hasta tiembla por la llamada turbulencia atmosférica”. Ribas señaló que el astro puede pasar de rojo al amarillo y al verde, lo mismo que Júpiter, Marte o la estrella Sirio. También los meteoritos pueden cruzar los cielos en pocos segundos convertidos en bolas de fuego. “Los bólidos se parten en hasta 15 pedazos y se ven como un tren de luces, lo que hace que algunos puedan imaginarse que se trata de una flotilla de platos voladores”, abundó.
Lo mismo puede suceder con la chatarra espacial, es decir, fragmentos de cohetes abandonados que se incineran al entrar en la atmósfera. Hasta la Estación Espacial Internacional, en órbita, puede confundirse. “Brilla mucho estos años, tiene un tamaño de 80 metros y cada noche se ve en algún lado. Le alcanzan 3 o 4 minutos para cruzar el horizonte. Mucha gente no sabe que existen este tipo de cosas y de buena fe reportan ovnis”, agregó.
El meteorólogo Holver Boolsen aportó la última posibilidad: los globos meteorológicos. “Son globos que se usan para radiosondeos y llevan una cajita muy pequeña y a medida que ascienden, van trasmitiendo información relativa al lugar donde se encuentran. Y se pueden convertir en un objetivo desconocido”, indicó.
En definitiva, concluyó Ribas, “la gente que pasa más tiempo y trabaja mirando el cielo, como los astrónomos, nunca reportó nada con pruebas sólidas. Ningún observador calificado. Y son los que más saben”. Por ahora, el verdadero contacto se hace esperar.

Qué hacer ante un contacto
Según coinciden los especialistas, el más consistente esfuerzo por comunicarse con inteligencias extraterrestres es el proyecto SETI, que contiene un protocolo sobre qué hacer ante un contacto con seres de otros mundos. Entre otros puntos, se recomienda hacer lo siguiente:
Como se descarta el encuentro cercano y se imagina la posibilidad de telecomunicaciones, el protocolo pide chequear que la comunicación provenga efectivamente de fuera del planeta y no sea fruto de interferencias.
A través del director de la NASA se informaría al presidente de los EE.UU. y recién después al secretario general de las Naciones Unidas. Se prohibe la injerencia militar; salvo que el peligro sea ostensible, el asunto será manejado por científicos.
Se rechaza el secreto: tras un breve período deberá llamarse a conferencia de prensa para hacer el anuncio mundial.
No responderá cualquiera en nombre de la humanidad sino que se creará un comité ad-hoc conformado por expertos.
Se propone la creación de otro comité especial, al margen de la ONU, para gestionar lo que se supone que será una “crisis extraterrestre”.

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