Revista Digital de El Quinto Hombre

 
UNA HISTORIA REAL
ERASE UNA VEZ UN GRAN VIOLINISTA LLAMADO PAGANINI
Algunos decían que él era muy extraño, otros, lo veían sobrenatural

Por Marcos García Gamboa

 

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Eran mágicas las notas que salían de su violín, por eso nadie
quería perder la oportunidad de ver su espectáculo.

Una  noche, un auditorio repleto de admiradores lo esperaba.
La orquestra entró y fue aplaudida.
El Maestro fue ovacionado.

Mas cuando la figura de Paganini surgió,
triunfante, el público deliró.

Paganini colocó su violín en el hombro y
lo que se escuchó fue indescriptible.

Breves y semibreves, fusas y semifusas, corcheas y
semicorcheas parecían tener alas y volar al toque
de sus dedos encantados.

De pronto, se escucha un sonido extraño.
Una de las cuerdas del violín de Paganini se rompió.

El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar.
Mirando su partitura, continuó arrancando sonidos
deliciosos de un violín con problemas.

El maestro y la orquesta, exaltados, vuelven a tocar.

Antes de que el público se serenara, otro 
sonido perturbador llama  la atención de los asistentes.

Otra cuerda del violín de Paganini se rompe.

El maestro para nuevamente.

La orquesta para nuevamente

Sólo Paganini  no para.

Como si nada hubiese sucedido, él saca sonidos de lo imposible.

El Maestro y la orquesta, impresionados volvieron a tocar.

Pero el público no podría imaginar
lo que estaba por suceder.

El público, atónito, exclama OHHH!

Una tercera cuerda del violín de Paganini se rompe.

 

El Maestro se paraliza.
La orquesta para.
La respiración del
público se detiene.

Pero Paganini continúa.

Como si fuese un contorsionista musical, arranca todos los
sonidos de la única cuerda de su violín destruido.

El público parte del silencio para la euforia,
de la inercia para el delirio.

Paganini alcanza la gloria.

Su nombre corre a través del tiempo.

No es apenas un violinista genial.

Es el símbolo del profesional que continúa adelante frente a lo imposible.

 

Moraleja de la Historia

Yo no sé el tipo de problemas que estás teniendo.
Puede ser un problema personal, conyugal, familiar,
no sé lo que está afectando tu estima o tu
desempeño profesional

Pero una cosa si se.
No todo está perdido.
Todavía existe una cuerda y es
tocando con ella que ejercerás tu talento.
Tocando con ella es que vibrarás.

 

Aprende a aceptar que la vida siempre
te dejará una última cuerda.
Cuando estés desanimado, nunca desistas.
Aún existirá la cuerda de la persistencia inteligente,
Del “intentar una vez más",
del dar un paso más con un enfoque nuevo.
Despierta el Paganini que existe
dentro de ti y avanza para vencer.
Victoria es el arte de continuar,
donde los otros resuelven parar.

Cuando todo parece desmoronarse,
bríndate una oportunidad y continúa hacia adelante.
Toca la cuerda de la motivación y arráncale
sonidos de resultados positivos.

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Pero antes pregúntate:
¿Quién motiva al motivador?
Esto es: ¿Quién motiva tu cerebro,
que motiva tu mano, que toca tu violín?
No te frustres, no te desesperes, recuerda: aún existe la última cuerda.
La cuerda del aprender de nuevo para deslumbrar y generar soluciones.

Nunca la vida te romperá todas las cuerdas.
Si los resultados están mal, es tu oportunidad de tocar la última cuerda,
la de la imaginación que reinventa el futuro con innovación continua.

Es siempre la cuerda olvidada que te dará el mayor resultado.

Pero, si por acaso estuvieras en el fondo del pozo,
esta es tu oportunidad de tocar con la mejor cuerda del universo: Creer en ti.-