Revista Digital de El Quinto Hombre

 
NOTA EXCLUSIVA
PROYECTO SETI: POR QUÉ EL SILENCIO

Por Ludwig Sullos



Gran cantidad de radiotelescopios escudriñan el cielo. Y hasta ahora no hemos detectado ninguna señal atribuible a una inteligencia capaz de transmitir por radio.

¿Por qué?
  
Las ondas de radio, desde las largas como de las estaciones de AM hasta las microondas milimétricas, siguiendo en el espectro infrarrojo, pasando por la luz visible, los rayos X y los gamma, tienen una desagradable propiedad: viajan a la velocidad de la luz. A esta velocidad, un mensaje a la estrella más cercana al Sol (Alfa-Centauro) está a algo más de 4 años de espera para llegar allá, y otros 4 años y algo para que se reciba una respuesta. La galaxia tiene cerca de 100.000 años-luz de diámetro, cosa que ni necesita comentarios respecto a usar un medio de transmisión de tal lentitud.

Una estrella a 1000 años-luz está a la centésima parte del diámetro de la galaxia. Tratar de conversar con una civilización en tal estrella, sabiendo que nos responderían dentro de 2000 años, no vale la pena para nosotros, humanos de menos de 100 años de vida. Pese a todo, tendría sentido mandar mensajes solamente para informar respecto a nuestra mera existencia (para bien, o para mal).

Aquí, en el planeta Tierra, los seres humanos creemos ser inteligentes. Más aún, creemos ser los más inteligentes en la galaxia (muchos extienden el concepto hasta miles de millones de galaxias lejanas). El fenómeno es comprensible: el ignorante ignora la existencia de las cosas que ignora, y por eso cree que lo sabe todo; sabe todo lo que sabe, que es microscópicamente poco, y cree que no existe nada más en el Universo. Por eso es que los físicos (lo sé porque soy físico y experto en electrónica) están seguros (yo no) de que no hay nada capaz de moverse más rápido que la luz.
 
Y ahora supongamos que se descubre un medio de transmisión mucho (muchísimo) más rápido que la luz. Esto para mí es más que un acto de fe. En una publicación anterior (propulsión de los ovnis) mencioné la "subelectricidad" que se obtiene al generar una tensión continua de más de 1,022 megavoltios. Omitiendo los detalles, logramos observar (o al menos suponer) que tal clase de electricidad se mueve millones de veces más rápido que la luz. Esta tecnología (en el planeta Tierra) aún está en pañales.

Si entes inteligentes de arriba-afuera desarrollaron algo parecido para usarlo en comunicaciones, de ningún modo gastarán esfuerzo en construir radiotelescopios que detectan las lentas ondas electromagnéticas.

La analogía sería como la que sigue: vivo en Buenos Aires y tengo un amigo que vive en Mendoza. Quiero mandarle un mensaje y recibir respuesta. Tengo dos medios para enviar el mensaje: uno, el correo por avión; dos, un caracol muy resistente y de larga vida. El mensaje lo escribo sobre un papel pequeño que puedo poner dentro de un sobre con la dirección de mi amigo y ponerlo en el avión; o bien, pegarlo al caparazón del caracol y darle la dirección de mi amigo para que vaya a su casa.

¿Usted cuál de ambos medios elegiría? ¿Sería probable encontrar siquiera un solo ingenuo que elegiría el caracol? Entonces ¿sería lógico construir en el jardín de mi amigo en Mendoza una rampa de recepción de caracoles? El caracol, avanzando a 6 milímetros por segundo (un caracol veloz) tardaría 4 años; cerca de lo que tarda la luz en llegar a Alfa-Centauro. Si este amigo no recibiera caracoles mensajeros durante meses, ¿sería una prueba de que yo no existo? Si este amigo mío no sabe lo que es una carta postal y en su patio se acumulan las cartas sin abrir porque espera un caracol mensajero, entonces llegaría a la conclusión de que Ludwig (yo) no existe, o por lo menos, no llegó a la etapa evolutiva como para ser capaz de enviar un mensaje.

Lamento mucho por el gran esfuerzo del proyecto SETI, con sus radiotelescopios dirigidos hacia las estrellas, esperando los caracoles… digo, las señales de radio de otras civilizaciones inteligentes.

Los radiotelescopios son muy útiles en astrofísica porque detectan la presencia de estrellas y muchos otros fenómenos cósmicos que de otro modo no sería posible con la tecnología de hoy. Hay grandes nebulosas que son opacas para la luz visible pero son atravesadas por las emisiones de radio de estrellas dentro de tales nebulosas; nunca las veríamos con telescopios ópticos, solamente con los radiotelescopios. Pero dudo mucho que se detecten mensajes interestelares con esos platos enormes.

Nuestra civilización (?), en especial en lo relativo a la tecnología electrónica, hace poco que cumplió los cien años. El tríodo (primera válvula de vacío capaz de amplificar una señal) se inventó en el año 1905 por De Forest. Desde entonces se avanzó mucho en electrónica, pero lamentablemente no tanto en física.

La física tomó un rumbo más bien religioso. De ninguna manera quiero desmerecer a las religiones; éstas cumplen un rol muy importante para dar paz espiritual a personas que no quieren, no pueden o no saben pensar con lógica. Una vez que alguien logra pensar, desecha la fe y cree que no hay alma. Un gran error.

Luego, si piensa con más lógica (con lógica matemática) se entera de que antes y después del tiempo existe el Alma, la Existencia Consciente,  y que ésta "imaginó" el Universo en base a espacios vectoriales digitales, creando el espacio, la materia y el tiempo; luego se "autofragmentó" creando personajes como en una novela, a nosotros, las almas individuales que juegan en un Universo virtual (perdón, fui demasiado lejos; si resulta muy indigesto, por favor, olvide este último párrafo).

Volviendo a lo de la física-religión, hay dogmas establecidos, basados en el concepto de "no importa LO QUE dice, solo importa QUIEN lo dice". Uno de tantos dogmas es que "no es posible superar la velocidad de la luz por ningún medio". Yo diría "por ningún medio conocido hasta el siglo 20", y cuando se encuentre la tecnología práctica para ganarle a la luz, miraremos el cielo con un concepto diferente porque comenzaremos a escuchar una enorme cantidad de transmisiones de diferentes procedencias estelares. Entonces archivaremos los radiotelescopios en cuanto a escuchar mensajes alienígenos, reemplazándolos por los nuevos receptores.

El problema será entender el significado de estos mensajes. La mayoría de los mismos no serán dirigidos a nosotros; serán comunicaciones entre inteligencias superiores que intercambiarán información con el nivel de ellas.   

Pero supongamos que alguna de estas inteligencias se comunica con nosotros. Antes que nada, trabajaríamos un largo tiempo para compatibilizar los sistemas y los protocolos lógicos de la comunicación: bandas de sonido, sistemas de generación de imágenes; luego, los conceptos de gramática y ordenamiento de frases. Todo esto, suponiendo que son humanoides como nosotros; caso contrario, podríamos tardar siglos antes de comprender siquiera lo básico.

Lo más lógico sería que nosotros les preguntaremos a ellos, con la idea de aprender. Nos pasaría lo que pasó en un reportaje a Einstein (La anécdota es gentileza de una gran amiga nuestra quien nos lo mandó por correo electrónico):

Un periodista le preguntó a Einstein:
- ¿Me puede UD. explicar la Ley de la Relatividad?
Y Einstein le contestó:
- ¿Me puede UD. explicar cómo se fríe un huevo?
El periodista lo miró extrañado y le contesta:
- Pues sí, sí que puedo.
A lo cual Einstein replicó:
- Bueno pues hágalo, pero imaginando que yo no sé lo que es un huevo,ni una sartén, ni el aceite, ni el fuego.
  
Nos daríamos cuenta penosamente de que primero necesitaríamos un extensa y detallada descripción de lo que es un huevo; luego, la sartén… y así sucesivamente, para poder intentar siquiera preguntar todo el proceso de freír el huevo.

Éste sería el problema principal. No debemos olvidar que usamos palabras, idioma para comunicarnos. Una palabra es para "etiquetar" un concepto. Si no conocemos el concepto, no nos sirve ninguna palabra. Ese famoso "traductor universal", tan divertido en las series como "Viaje a la Estrellas", nos entregaría frases llenas de palabras faltantes que convertirían en inútil toda la comunicación.

Esta clase de "conversación" es algo ingenuo imaginado por nosotros para series de TV y películas para divertir gente que nunca trató de comprender un concepto nuevo. Un extraterrestre mucho más inteligente que nosotros trataría de decirnos cosas simples que se supone entenderíamos. Estaría como el profesor universitario que entra en un jardín de infantes para hablar con los niños. Elegiría bien lo que dice para que lo entiendan, omitiendo cosas más complejas. Y (soy optimista) creo que podríamos conversar; nosotros nos divertiríamos mucho y el extraterrestre se aburriría.

Una posibilidad más excitante es encontrar una civilización de nivel similar al nuestro. Si resulta tan belicosa y salvaje como nosotros, se cumplirá una estadística que leí en una novela de ciencia-ficción que se refería a un estudio (hecho por una humanidad superior) sobre la evolución de seres humanoides. Decía as: "De las civilizaciones tipo Tierra que surgen, entre 30 de las mismas, 29 se eliminan entre sí y queda una sola capaz de convivir con las demás. Así surgen las razas depredadoras que sobreviven las primeras etapas de la evolución."

¿Cuántas humanidades encontraremos, y de qué clase? ¿Cuántas estrellas hay a nuestro alcance? Con la tecnología de fines del siglo 21 (la propulsión no-inercial) posiblemente podremos aventurarnos a distancias del orden de los 100 años-luz si arriesgamos viajes de varios meses. Las estrellas en nuestras cercanías están a 5 años-luz de distancia entre ellas, en promedio. En una esfera de 100 años-luz de radio habrá algo más de 4000 estrellas. Si uno de cada 4 tiene planetas (promedio hoy apreciado), habrá 1000 sistemas solares a explorar, donde podríamos encontrar civilizaciones; si son más avanzadas y si no nos portamos bien, nos echarán (o algo peor). Si encontramos mundos como la Tierra hace siglos, pobre de ellos. Si encontramos mundos como en la era jurásica, habrá turismo destructivo y tema para escritores. En todo caso, tendremos que lidiar con bacterias contra las que no tenemos anticuerpos; y exportaremos bacterias mortíferas para estos mundos.
  
Para las futuras misiones interestelares también necesitaremos un medio de comunicación mucho más rápido que la luz. Si no lo encontramos, se creará la cómica situación en que naves que viajan a más de 100 veces la velocidad de la luz no pueden comunicarse entre ellos o con la Tierra.
  
El medio rápido debe existir porque hace que los extraterrestres no usen ondas electromagnéticas: lo dice el silencio de las antenas-plato del proyecto SETI.

 

Por Ludwig Sullos