Revista Digital de El Quinto Hombre

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EL ENIGMA DE LA CUEVA DE LOS TAYOS
El misterio de la biblioteca metálica del Padre Carlo Crespi 
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bandera alemania.JPGGENTILEZA:
YURI LEVERATTO
www.yurileveratto.com

PORTAL DE HISTORIA Y MEDIO AMBIENTE DE YURI LEVERATTO
(recomendado)


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El Padre italiano Carlo Crespi (1891-1982) llegó a la selva amazónica ecuatoriana en 1927.
Con el tiempo recopiló, en su misión salesiana de Cuenca, una fantasmagórica colección de artículos antiguos de inestimable valor histórico y arqueológico: estatuillas de oro de estilo medio-oriental, numerosos objetos de oro, plata y bronce: cetros, yelmos, discos, placas y muchas láminas metálicas que contenían incisiones arcaicas parecidas a jeroglíficos, la llamada ‘‘biblioteca metálica’’. Entre las varias láminas, una de ellas tenía aproximadamente 20 pulgadas de longitud y 56 signos estampados, como si fuera un alfabeto más antiguo que el de los fenicios. 

El Padre Carlo Crespi era muy anciano y quizás no estaba muy lúcido cuando fue grabado el video de Stanley Hall, adjunto en este artículo, pero en la última parte del video (exactamente en el minuto 4 con 18 segundos) se ve muy bien que la biblioteca metálica, celosamente custodiada por él, era real.
Observando en cámara lenta la última parte del video, donde se ven placas metálicas, se nota que allí están impresos pictogramas o una especie de jeroglíficos, como si se hubiera querido representar la historia de un pueblo.
Carlo Crespi siempre declaró a todos los que lo entrevistaron que todos los elementos de su museo se los habían dado, en el transcurso de los años, indígenas Shuar, que a su vez los habían recogido en la Cueva de los Tayos. He aquí una declaración suya, repetida muchas veces a varios investigadores:

Todo lo que los indios me han traído de la caverna se remonta a épocas antiguas, antes de Cristo. La mayoría de los símbolos y de algunas representaciones prehistóricas se remontan a épocas antecedentes al diluvio.
Padre Carlo Crespi

 

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El religioso italiano sostenía que los hallazgos que él custodiaba eran de origen antediluviano y que fueron escondidos en la caverna por descendientes de pueblos medio-orientales que habían escapado al diluvio. 
Muchas personas que me contactaron durante estos años argumentaron que el ‘‘tesoro’’ de Padre Carlo Crespi estaba constituido por falsificaciones o por pedazos verdaderos pero no provenientes de la Cueva de los Tayos
Es una posibilidad, pero, en mi opinión, algo de cierto hay en esta historia de la Cueva de los Tayos, por varias razones.

Primero que todo, el Padre Carlo Crespi nunca dio conferencias sobre su colección y jamás se le hizo publicidad con el fin de ganar dinero o fama; por el contrario, era más bien esquivo y controversial.
¿Qué necesidad habría tenido entonces de inventarse todo y de reagrupar una montaña de artículos falsos?
Está luego la posibilidad de que haya sido engañado por astutos artesanos. A tal propósito, el escritor Richard Wingate escribe:

Se ha dicho que las piezas del Padre Crespi son falsas y que los indígenas se las dieron. No obstante, los signos esculpidos en algunas de ellas fueron reconocidos como jeroglíficos egipcios, hierático egipcios, púnicos y demóticos.

 ¿Cómo habrían podido los indígenas Shuar o improvisados artesanos de la zona de Cuenca transmitir inscripciones en lenguas antiguas en los artículos que daban a Crespi? 
Es verdad que todas o algunas de sus piezas pudieron haber sido auténticas, mas no provenientes de la Cueva de los Tayos, pero también en este caso, ¿por qué él habría divulgado que se las dieron los indígenas Shuar ? No habría ganado nada diciendo eso.

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Algunos artículos de Crespi fueron analizados por reconocidos arqueólogos, como por ejemplo, el profesor Miloslav Stingl, miembro de la Academia de las ciencias de Praga, quien después de haber analizado algunos de ellos, dijo:

El sol es a menudo parte central de algunos artículos incaicos, pero el hombre no fue nunca puesto en el mismo plano respecto al sol, como veo en algunas de estas piezas. Hay representaciones de hombres con rayos solares que salen de sus cabezas, y hay hombres representados con puntos, como si fueran estrellas saliendo de ellos mismos. El símbolo sagrado del poder siempre fue la mente, pero en estos objetos la mente o la cabeza está representada simultáneamente como el sol o una estrella.

Con esta declaración, Stingl propende por sostener que algunos de los artículos de Crespi no derivan de los indígenas (sean andinos o amazónicos), sino que tienen origen diferente. Observen atentamente la placa de oro que muestro a continuación: es una pirámide con un sol en su cima.
Muy extrañamente, los niveles de la pirámide son 13 y el sol puesto en su cima recuerda al ojo omnisciente. A los lados hay, además, dos felinos, dos elefantes y dos serpientes. En la base de la pirámide están las letras de un alfabeto arcaico que, según algunos, sería un proto-fenicio.

 

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© Imágenes YURI LEVERATTO

 

La pirámide, el sol puesto en su cima y los 13 niveles son indudablemente símbolos masónicos. Sabemos que la Masonería tiene orígenes que se remontan a las noches de los templos y, por tanto, esta podría ser una placa áurea de culturas medio-orientales. Notamos, además, que los elefantes no están presentes en Suramérica (excepto antes del diluvio, los mastodontes), y esto refuerza la tesis de que el objeto en cuestión tenga un origen no indígena. En lo que concierne a los felinos, estos no son pumas o jaguares (típicos de las culturas andinas y amazónicas), sino gatos, animales sagrados del antiguo Egipto. La serpiente, por otro lado, es un símbolo universal adorado en todas las culturas del mundo antiguo como imagen del regenerarse de la vida y metáfora del útero de la mujer (se encuentra, de hecho, en las grietas de los ríos).

También en este objeto se pueden notar algunos detalles importantes:
En primer lugar, reencontramos la pirámide, esta vez formada por 5 niveles. En los primeros tres hay símbolos de un alfabeto antiguo, no descifrado. Luego, un elefante, símbolo atípico de las culturas suramericanas y, sobre la cima, un sol con diez rayos.
¿Ha sido alguna vez la biblioteca metálica vista por fuera del fantasmagórico museo del Padre Carlo Crespi?
En efecto, ha habido algunas otras personas que afirman haber estado dentro de la Cueva de los Tayos y de haber visto con sus propios ojos otras láminas de la biblioteca metálica. El primero de todos es el húngaro de nacionalidad argentina Juan Moricz, quien declaró haber llevado a término una expedición en 1965 guiado por indígenas Shuar.

En la segunda expedición, liderada por Juan Moricz en 1969, en la cual participó Gastón Fernández Botero, no fueron, sin embargo, halladas huellas algunas de la biblioteca metálica, sino solamente estalactitas y estalagmitas.
Después de la segunda expedición, Juan Moricz hizo un intento de oficializar su descubrimiento, el 21 de julio de 1969, declarando frente a un notario haber descubierto en la caverna objetos importantes en lo que respecta a la arqueología.

Varias personas me han escrito sosteniendo que Moricz tenía mala fe y que él, después de haber visto la colección de Carlo Crespi y de haber escuchado su probable proveniencia, pensó en divulgar que había encontrado la biblioteca metálica dentro de la caverna para obtener dinero y fama. También esta es una posibilidad, considerando que Moricz no mostró nunca fotografía alguna de sus hallazgos.
Hay, además, otras declaraciones, como la del mayor Petronio Jaramillo, extraída del libro ‘‘Más allá de los Andes’’ de Pino Turolla.
Jaramillo, quien declaró haber entrado en la caverna en 1956, describió algunas piezas antiguas y las famosas láminas metálicas, pero tampoco en este caso hay fotografías y, por tanto, se puede concluir que la biblioteca metálica fue vista y fotografiada solo y exclusivamente en el museo del Padre Carlo Crespi.

Cuando Carlo Crespi murió, en Enero de 1980, su maravillosa colección de arte medio-oriental (o antediluviano) fue sacada del museo de Cuenca hacia un destino ignoto.
Algunos rumores sostuvieron que el Banco Central del Ecuador había comprado, el 9 de julio de 1980, por una suma de $ 10.667.210, aproximadamente 5.000 pedazos arqueológicos de oro y plata de la misión salesiana.

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Sin embargo, el responsable del museo del Banco Central del Ecuador, Ernesto Davila Trujillo, desmintió categóricamente que la entidad del Estado hubiera comprado la colección privada del Padre Crespi.
Según otras personas, los hallazgos de Padre Crespi fueron enviados en secreto a Roma, y hoy se encontrarían en algún rincón del Vaticano.
A este punto surge una consideración: si los objetos del Padre Carlo Crespi, incluida la biblioteca metálica, eran falsos, ¿por qué los hicieron desaparecer?
Si hubieran sido falsos, hubieran sido vendidos en cualquier mercadillo a poco precio.

Asumiendo, por tanto, que la mayoría de aquellos objetos eran auténticos, pero no provenientes de la Cueva de los Tayos, ¿por qué habrían sido custodiados justo en la misión salesiana del Padre Crespi? ¿Qué necesidad habría tenido el legítimo propietario (¿la orden de los salesianos? ¿El Vaticano?) de enviarlos a Cuenca? ¿Quizás para esconderlos? En este caso, sin embargo, Carlo Crespi no los habría mostrado nunca a nadie.

Como puede verse, el misterio de la biblioteca metálica de Carlo Crespi conserva su actualidad, ya que nadie puede estar seguro de su verdadera proveniencia, y mucho menos de su actual ubicación.
El hecho de que haya sido escondida podría ser una prueba no solo de su autenticidad, sino también de su inestimable valor y, tal vez, de su incómodo significado.

 

YURI LEVERATTO

Copyright  2012

Se puede reproducir este artículo indicando claramente el nombre de la fuente y de su autor y adjuntando el vínculo www.yurileveratto.com

Bibliografía:

Mis dos viajes a la Cueva de los Tayos - Gastón Fernández Botero
Más allá de los Andes – Pino Turolla
La antigua colección de Padre Carlo Crespi – Glen W. Chapman

Video:

http://www.youtube.com/watch?feature=player_embedded&v=cOBNcjngsNM

 

NOTA DE REDACCIÓN

Aprobadas las actas de la petición Diocesana para la Beatificación y Canonización del padre Crespi

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El 15 de Febrero de 2010 en el Vaticano ha sido comunicado el decreto de aprobación de las actas de la petición Diocesana para la Beatificación y Canonización del padre Crespi, comenzado en 2002.-

Ha sido muy rápido el avance de la causa de Beatificación y de Canonización del Siervo de Dios el padre Carlo Crespi Croci (Legnano, Milán, 29 Mayo 1891 - Cuenca, Ecuador, 30 Abril 1982), Heroico salesiano, educador, amigo de los pobres, hombre de ciencia, fundador de la Universidad Politécnica del Ecuador.
El 15 de enero pasado (2010; pero sólo ahora el Decreto ha sido público) el Prefecto de la Congregación de la Causa de los Santos, su Excelencia Monseñor Angelo Amato, ha firmado el decreto, con el cual se reconoce la validez canónica de las actas de la petición Diocesana desarrollada en la Arquidiócesis de Cuenca.

A su vez, el Postulador Padre Enrico dal Covolo, ha enviado inmediatamente al Prefecto la petición para asignar un Redactor de la Causa: bajo su responsabilidad vendrá completada la llamada "Positio", es decir, el documento que debe demostrar mejor la heroicidad de la vida y de las virtudes del Siervo de Dios.

El vice postulador de la Causa es el padre Luciano Bellini, ya Rector de la Universidad Politécnica y actualmente Director del Colegio Cristóbal Colón en Guayaquil, y el colaborador para la elaboración de la "Positio" es el Doctor  Luis Alvarez Roda, de la misma Universidad.

http://www.infoans.org