Revista Digital de El Quinto Hombre



Arquetipos femeninos en tu vida cotidiana

Por Carolina Capmany
Astrología del Despertar
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Cuando hablamos de arquetipos hablamos de modelos, mitos conocidos a nivel social y cultural y cuyas influencias traspasan la rueda de los tiempos… Historias y personajes incorporados al colectivo humano que muestran sus hilos en diversas situaciones de nuestras vidas.

 

Entre los mitos griegos, están los arquetipos femeninos como representantes de las diversas características que una mujer puede encarnar en diversas ocasiones de su vida o no. Lo primero sería mencionarlas a modo de presentación y hacer un acercamiento a sus características básicas: Afrodita, Atenea, Artemisa, Deméter, Perséfone, Hera, Hestía, por mencionar las más conocidas.

 

Esos prototipos de lo femenino representan características particulares que toda mujer puede encarnar en cualquier momento de su vida. Lo sensual y erótico relacionado con Afrodita, el valor al conocimiento y al pensamiento lógico de Atenea, el empuje a lograr la independencia de Artemisa, la madre incondicional de Deméter, la esposa devota y que acompaña a su marido de Hera, la pureza e inocencia de Core antes de su rapto por parte de Hades y luego de ese hecho será Perséfone y la sabiduría de mujer anciana y sabia de Hestía. 

 

Lo interesante es descubrir que esos arquetipos se hallan relacionados con cierta etapa de la vida o con circunstancias que detonaron alguno en particular. ¿Por qué sucede eso? En un primer lugar, el por qué es posible develarlo a través de las variables astrológicas relacionadas con la Luna y Venus y sus diálogos con los demás planetas, que al recibir influencia de tránsitos planetarios activan algún circuito en particular. Eso a su vez es factible relacionarlo con el factor simbólico que se ponga en juego, por ejemplo, que exista el mito familiar que la mujer se realiza cuando es madre (arquetipo de Deméter sobrevalorado) y que se active ese arquetipo al quedar embarazada la persona en cuestión. De ese modo, un factor simbólico representado por ese mito, se plasma en la realidad a través de un factor emocional en juego, el deseo (programado) de ser madre. Cada arquetipo define características que nos definen en función de cuán presentes están y en qué momento tomen protagonismo en tu vida.

 

Como primera instancia, es interesante porque tomando esa información es posible entender qué mapa de ruta actuaste en tu vida, si en tu adolescencia fuiste Afrodita o preferiste refugiarte en los libros siendo Atenea o si en tu etapa adulta priorizaste tu profesión a la familia, Artemisa o si diste prioridad a formar familia y no a independizarte (Hera y Deméter). Como ves, hay abanicos de posibilidades y sirven como primer acercamiento a conocer qué personaje sobresale más y lo más destacable aún es reconocer que fueron personajes transmitidos, no propios. 

 

A todo lo dicho anteriormente hay que sumarle que esa actuación e identificación a determinados arquetipos también responden a ciclos, y que es esperable que una mujer que durante una primera etapa de su vida se dedicó a su aspecto profesional, en la mitad de su vida quiera vivenciar lo que no priorizó en la primera etapa y viceversa. En la vida se producen ciclos marcados por ritmos, y es valioso si uno detecta a qué ritmo está respondiendo para detectar dónde estás parada. 

 

Ahora bien, como primera fase es valioso conocer qué prepondera en tu vida y qué estuviste actuando. De esa reflexión también surgirá lo que no está inscripto en tu persona, aquellas características que consideras que estás a años luz de actuar. Y no se trata de esperar a que surja algo provocado externamente para que lo actúes, sino que te adelantes y lo encarnes vos en tu vida conscientemente. Por ejemplo, si descubres que jamás encarnaste lo afrodita en tu vida, no se trata de que te alcoholices para desinhibirse y que sea lo que sea. En todo caso, prepara un personaje de forma consciente que lo encarne y prueba qué sucede en tu interior. Hay que reconocer lo que falta como primer paso para incorporar lo nuevo. En la medida que te explores y observes descubrirás cuánta riqueza hay por encarnar y vivenciar. 

 

 

 

Muy Atentamente,

Carolina Capmany