DESDE PIANISTA EXITOSO HASTA CAMPEÓN DE BÁSQUET
Artículo Diario La Nación. 17 de enero de 2009


  Aunque especialista en ovnis, su entusiasmo tiene mil variantes

El especialista en ovnis Fabio Zerpa nació un caluroso 4 de diciembre de 1928, en Rosario, departamento de Colonia, Uruguay.

Desarrolló una vasta carrera actoral en la radio, el teatro y la televisión hasta que un hecho fortuito le cambió la vida: invitado a volar en un avión de la Fuerza Aérea, en 1959, durante el viaje un objeto volador no identificado pasó muy cerca de él. Después de ese momento decidió dejar el espectáculo e inició una carrera como investigador y difusor del tema ovnis, que continúa hasta hoy. Sin embargo, las pasiones que movilizaron a Zerpa fueron muchas más: el básquet, el piano, la actuación, el tango y el fútbol, por ejemplo.

Respecto de la música expresó: "Al principio odiaba el piano, pero escuchando a Chopin y a Debussy, quedé maravillado y terminé siendo profesor superior de piano a los 15 años. El profesor le insistió a mi madre para que fuera concertista, pero ella se negó. Decía que los pianistas terminaban tuberculosos, como supuestamente había terminado Chopin. Pero me vengué y fui actor de radio, teatro y televisión".

Sus pasiones también lo acompañaron cuando dejó Montevideo para instalarse en Buenos Aires, a pesar de que al principio las cosas no fueron fáciles. "Me alojé en una pensión del Centro, en Perú 89, y tuve como compañero a Julio Sosa. Si bien nació en Las Piedras, Uruguay, yo le decía que más porteño que él no había. Que debería haber nacido junto a un farol en el barrio de Flores. Una vez tuvimos que dormir en la Plaza de Mayo porque no teníamos dinero para pagar la pensión. Otra noche dormimos en un tranvía 2, que hacía el recorrido Plaza de Mayo-Liniers", sigue.

"Otra de mis pasiones es el fútbol. Soy de River Plate. Formé una agrupación política, Arriba River, que, junto a otras, hizo triunfar al escribano Julián William Kent como presidente del club. Después de su gestión, en 1975 salimos campeones con el gran Labruna como DT", cuenta orgulloso.

Y también fue un deportista exitoso. "Entre los 14 y los 17 años jugué al básquet en Montevideo y llegué a ser campeón juvenil con el Club Atenas. Entonces ya tenía sentido cósmico, porque constantemente me elevaba hacia el cielo", afirma.

Y fue el piano el que lo rescató de la intemperie. Zerpa todavía recuerda sorprendido cómo le cambió la suerte: "El jazz me sirvió de mucho entre 1951 y 1953. No tenía mucho trabajo como actor y justo necesitaban un pianista en la Bolsa del Hambre, que era como llamábamos a una confitería de Suipacha casi Corrientes, porque siempre daba trabajo a los artistas. Así empecé a tocar el piano como ocupación. En esa época a los músicos se les pagaba bien, y le debo al piano mi primer departamento, nada menos que en Santa Fe y Coronel Díaz, que pagué 34.700 pesos, al contado".

Las actividades que lo apasionaron y apasionan por igual se podrán conocer en la biografía que está preparando Marcelo Daniel Gil, Fabio Zerpa tiene razón, como el título de la canción de Andrés Calamaro. Ahí también aparecerá su perfil de organizador de bailes de carnaval, desde los años 60. "En aquel entonces eran muy famosos, se llegaba a hacer hasta tres bailes por noche y los carnavales duraban entre uno y dos meses. Organicé muchos en clubes como San Lorenzo, Atlanta y Vélez Sarsfield. En uno de ellos junté a Sandro, Palito Ortega y Leonardo Favio. Y en 1970 hice un baile en San Lorenzo, se llamó Piantao, Piantao en homenaje a mis grandes amigos Horacio Ferrer y Astor Piazzolla, que habían compuesto Balada para un loco, el año anterior."

Hoy Zerpa es directivo de la Academia Nacional del Tango, donde es secretario de Relaciones Institucionales y coordinador del Cuadro de Amigos. "Mi primer amor fue el tango. Tenía 9 años, iba a la mañana al colegio y cuando volvía a casa, mientras bajaba por la calle Tristán Narvaja, escuché un tango que me conmovió. La impresión que me causó fue tal que al llegar a casa se lo comenté a mi padre", recuerda. Como gran conocedor del 2 x 4, agrega que para él hay tres bisagras históricas del tango: "Se llaman Gardel, Troilo y Piazzolla".